martes, 27 de mayo de 2014

Amo a mi madre


RECORDAR: Del latín re-cordis,
volver a pasar por el corazón.

El mundo
" Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
 A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
_ El mundo es eso_ reveló_.Un montón de gente, un mar de fueguitos.
 Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se pueden mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende".

Eduardo Galeano. El libro de los abrazos.


Waris Dirie

FLOR DEL DESIERTO
Director: Sherry Hormann.
Reparto: Liya kebede, Sally Hawkins, Timothy Spall. 2009





Malala Yousafzai



Niñas





Entrada en construcción ...

27.5. 2014.
Una joven* paquistaní es lapidada por su  familia por una  "cuestión de honor." Noticia publicada en El Mundo.... Se llamaba Farzana Iqbal.



lunes, 26 de mayo de 2014

Las uvas de la ira

Capítulo cinco


" Los propietarios de las tierras venían a las tierras o, con más frecuencia, venían sus representantes. Llegaban en coches cerrados y palpaban la tierra seca y, a veces, introducían en ella grandes barrenas, para analizarla. Desde los patios delanteros de sus casas, arrasados por el sol, los aparceros observaban incómodos cómo los coches iban y venían por los campos. Al final, los propietarios paraban delante de las casas y sin salir del coche hablaban con los aparceros. Éstos se quedaban de pie, al lado del vehículo, pero al cabo de un momento se acuclillaban y se ponían a dibujar en el polvo con un palillo.
  Las mujeres seguían lo que pasaba fuera desde la puerta de sus casas, y detrás de ellas estaban los niños - niños de pelo pajizo, ojos abiertos como platos y pies descalzos, uno sobre el otro, con los dedos en movimiento constante-. Las mujeres y los niños miraban a los hombres mientras hablaban con los propietarios. En silencio.
  Algunos de los propietarios eran amables, porque detestaban lo que tenían que hacer; otros estaban furiosos, porque detestaban tener que ser crueles; y otros eran fríos y distantes, porque hacía tiempo que habían descubierto que no se puede ser propietario sin ser frío y distante. y todos ellos estaban atrapados en algo que los desbordaba. Algunos odiaban las matemáticas que les llevaban a hacer aquello; a otros les asustaban, y aun otros las veneraban, porque les proporcionaban un refugio que los protegía de todo pensamiento, de todo sentimiento. Si las tierras eran propiedad de un banco- o de una compañía financiera, sus representantes decían: El Banco o  la Compañía- necesita-quiere-insiste-debe tener, como si el Banco o la Compañía fueran un monstruo, capaz de pensar y de sentir, que los tenía atrapados. Estos representantes no se sentían responsables de lo que hicieran los bancos o las compañías, porque ellos eran hombres y esclavos, mientras que los bancos eran máquinas y amos al mismo tiempo. Algunos se sentían orgullosos de ser esclavos de unos amos tan poderosos. Sentados en el coche, los propietarios o sus representantes explicaban: No hace falta decirles que esta tierra es pobre. Bien sabe Dios que ya le han sacado todo lo que podían sacarle.
Los aparceros, en cuclillas, asentían y cavilaban y dibujaban en el polvo, claro que no hacía falta que se lo dijeran, bien lo sabía Dios. Si el viento no se llevara la tierra. Si el suelo la retuviera, puede que les fuera un poco mejor.
  Y los representantes de la propiedad continuaban llevándolos a su terreno: Y tampoco hace falta decirles que cada vez es más pobre. Ya saben lo que hace con las tierra el algodón: la esquilma, le saca toda la sangre.
Los hombres acuclillados asentían: lo sabían, claro que lo sabían, bien lo sabía Dios. Si pudieran rotar las cosechas, a lo mejor volvían a darle vida a la tierra.
  Demasiado tarde para eso. Y los propietarios o sus representantes les explicaban la manera de pensar, la manera de actuar, del monstruo que era más fuerte que ellos. Con que le den lo justo para comer y para pagar los impuestos, cualquiera puede conservar sus tierras. Cualquiera puede hacerlo.
  Sí, cualquiera puede hacerlo, hasta el día que pierde una cosecha y tiene que pedir un préstamo al banco.
  Pero, verán, un banco o una compañía no pueden hacer eso, porque esas criaturas no respiran aire, no comen carne. Su aire son los beneficios; su carne son los intereses. Y si no los tienen, se mueren de la misma manera que un hombre se muere si le falta el aire o el alimento. Es triste, pero es así. Exactamente así.
  Los hombres en cuclillas alzaban la vista tratando de comprender. Pero ¿ no podemos aguantar un poco más? puede que el año que viene sea un buen año para el algodón. No podemos saberlo, sólo Dios lo sabe...
No podemos depender de eso. El banco monstruo ha de tener beneficios todo el tiempo. No puede esperar. Se moriría. No, hay que seguir pagando impuestos. Cuando deja de crecer, el monstruo se muere. No puede quedarse siempre igual...
  Los hombres acuclillados volvían a bajar la vista. ¿ Qué quieren que hagamos? No podemos quedarnos con menos, apenas nos llega con lo que nos quedamos. Los niños siempre tiene hambre. No tenemos ropa, unos harapos es lo que tenemos. Si los vecinos no estuvieran igual, nos daría vergüenza que nos vieran.
  Por fin los representantes del propietario iban al grano. El sistema de arrendamiento ya no sirve. Un hombre con un tractor puede sustituir a doce o catorce familias. Si se les paga un salario y nos quedamos con toda la cosecha. tenemos que hacerlo. no nos gusta. Pero el monstruo está enfermo. Algo le ha pasado al monstruo.
  Pero matarán la tierra.
  Lo sabemos. Tenemos que recoger el algodón rápidamente, antes de que la tierra muera. después la venderemos. Muchas familias del Este quieren un trozo de tierra.
  Los aparceros alzaban la vista, alarmados. Pero ¿ qué va a ser de nosotros? ¿ De qué vamos a vivir?.
  Tendrán que abandonar estas tierras. Los tractores llegarán hasta la misma puerta de las casas.
 Entonces los hombres acuclillados se erguían, indignados....
  Lo sabemos, sabemos todo eso. No es cosa nuestra; es cosa del banco. Los bancos no son hombres. Ni tampoco es igual que un hombre el propietario de veinte mil hectáreas. Así es el monstruo.
   El banco es otra cosa; no tiene nada que ver con los hombres. Así es, y a los banqueros, a todos los que trabajan en los bancos no les gusta lo que hace el banco, pero al banco le da lo mismo. El banco está por encima de los hombres, se lo aseguro. Es un monstruo. Los hombres lo crearon, pero no pueden controlarlo."

  

"_ A lo mejor es como dice Casy, que uno no tiene un alma sólo suya, que lo que tiene es un cacho de una grande, y entonces...
_ Entonces, ¿ qué? - lo interrumpió Madre.
_ Entonces igual da. Rondaré en la oscuridad. Estaré en todos lados; a donde usted mire, allí estaré yo. Adonde se luche por un pedazo de pan, allí estaré yo. Adonde vea un policía dando palos a un pobre chalao, allí estaré yo. Si es como decía Casy..., ¡ caray!, pues estaré en los gritos de los desesperados y... estaré en la risa de los chiquillos cuando tienen gana y saben que la comida está ahí mismo, esperándoles. Y cuando nuestra gente coma lo que saca de la tierra y viva en las casas que se han construido..., pues ahí  estaré yo también. ¿ Lo entiende, madre? Estoy hablando como Casy. Será de tanto pensar en él. A veces me parece estar viéndolo.
_ No te entiendo, Tom - dijo Madre-. No sé de que hablas".


JOHN STEINBECK. LAS UVAS DE LA IRA. Tusquets 


* Cualquier parecido con la realidad...
* Hagan un ejercicio de imaginación y tendrán...
*¿En qué año se publicó la novela de J. Steinbeck... ?.
* Y por último, no dejen de ver la película de John Ford  (1940), con Henry Fonda, Jane Darwell*, John Carradine, Charley Grapewin, Dorris Bowdon, Russell Simpson... 
* Inolvidable. Merecido premio.