"Por cada persona que caiga en esta guerra, por cada persona que muera mientras yo mismo siga vivo, deberá encenderse en mí un pensamiento . De no ser así, ¿qué otras velas tendría? No los conozco, pero son más que parientes para mí . En esos cirios de difuntos deberán darse a conocer. Yo no les he robado. Pero tampoco los he salvado, ¡Ay de mí si dejo que se apaguen!
Cementerios de estrellas. Se empieza contando a los muertos. Cada uno debería, por el hecho de haber muerto, ser único como Dios. Un muerto y uno más no son dos muertos. Antes se debería contar a los vivos, ¡y qué perniciosas son ya estas sumas!
Ciudades enteras y paisajes pueden hacer duelo como si todos sus hombres hubieran caído, padres e hijos, todos. Pero cuando han caído 11.300 intentarán eternamente redondear el millón.
El reparteaños, un benefactor (los propios años, como reintegro para los demás). Alguien Regala a otras personas , cuyo valor intuye, algunos años de su vida para que prolonguen las suyas. Le han vaticinado una larga vida, sabe que llegará a cumplir cien años. Entonces decidir enterarse, viajando e informándose a fondo, de quiénes necesitan sus años. Los reparte con mucha cautela y parsimonia, nunca muchos ni demasiado pocos; es una profesión agotadora. Durante el tiempo que se se reserva para vivir, tiene que decidir cual es la mejor forma de utilizar lo que sacrifica. Pronto se propaga la noticia de su extraña dedicación . Él mismo cae en manos de especuladores que quieren hacer dinero a costa de sus años. Intentan persuadirlo del valor de la vida de sus clientes, de su importancia y de su utilidad para los demás; pero en realidad se trata de mujercitas viejísimas y ridículas, que tienen mucho dinero y están ávidas de vivir unos cuantos añitos más. Los especuladores producen, pues, personas importantes, ya que al benefactor, un personaje puro, lo último que le interesa es el dinero. El Limitado numero de sus años los vuelve cada vez más valiosos; cuanto menos le quedan, tanta más gente se afana por disfrutar de ellos. Surgen una especie de acciones o títulos secretos que circulan de mano en mano y alcanzan cotizaciones absurdas. Los que habían recibido años antes de que los especuladores interviniesen son ahora buscados y presionados de todas las maneras para que cedan sus derechos. Los años se dividen en meses y en semanas. Aquellos que han adquirido venalmente sus derechos fundan una asociación, con presidencia y elecciones, cuyo cometido principal es vigilar el momento en que al benefactor se le acabe el plazo de vida que le fijaron mucho tiempo atrás. A partir de entonces, les pertenecerá a ellos.
Creación de la noche. " Yama había muerto. Los dioses trataban de que Yami dejara de pensar en Yama. Pero cuando la interrogaban, ella decía siempre: "Hoy ha muerto". Y ellos dijeron: "No lo olvida.Vamos a crear la noche". Pues entonces sólo había día y la noche no existía. Y los dioses crearon la noche. Después vino el mañana y ella lo olvidó. Por eso se dice: "Los días y las noches hacen olvidar las penas" (Brahmanas).
Ya no se tiene medida para nada, desde que la vida del hombre ya no es la medida.
... No hay que alejar de nuestros pensamientos el muro hacia el cual corremos.
Elias Canetti. Libro de los muertos
"Él ya no puede imaginarse ningún cristal que le apetezca conservar"
" Alguien calla sobre la muerte durante toda su vida. Qué ocurre con él "