viernes, 20 de marzo de 2020

Un cuadro que no resulta chocante no merece la pena


   Nunca he sido capaz de obligarme a mí mismo a aceptar las fórmulas establecidas, a copiar o a ceder a una influencia hasta el punto de hacer algo que recordase lo que había visto la víspera en un escaparate.
  El cubismo me interesó unos meses sólo; a finales de 1912 ya estaba pensando en otra cosa. Así que era más una forma de experimentar que un convencimiento. De 1902 a 1910 anduve nadando entre varias aguas. Me pasé ocho años haciendo ejercicios de natación.


                                        " ¿ Cuál es el origen de ese cuadro?"


             El origen es el propio desnudo. Pintar un desnudo que no fuera un desnudo clásico, echado o de pie, y ponerlo en movimiento. Había en ello algo gracioso que, por cierto, no resultó nada gracioso cuando lo hice. el movimiento apareció como un argumento que me decidió a llevarlo a cabo. En el desnudo bajando las escaleras quise crear una imagen estática del movimiento: el movimiento es una abstracción, una deducción articulada dentro del cuadro sin que haya por qué saber si un personaje real baja o no baja unas escaleras también reales. En realidad, la que incorpora el movimiento al cuadro es la mirada del espectador.
  Iba a romper para siempre las cadenas de esclavitud del naturalismo.
¿ Se acuerda de que el Desnudo bajando las escaleras lo rechazaron en el Salón de los Independientes de 1912?.

CABANNE: Antes de entrar en detalles, podríamos hablar del acontecimiento decisivo de su vida, es decir, del hecho de que tras pintar durante unos veinticinco años dejó usted la pintura de golpe.
DUCHAMP: Fue consecuencia de varias cosas. Lo primero, del roce cotidiano con otros artistas; el  hecho de vivir entre artistas, de hablar con artistas me resultó muy desagradable. Hubo un incidente, en 1912, que me desquició, por decirlo de alguna manera, y ocurrió cuando llevé a la exposición de los Independientes el Desnudo bajando las escaleras y me pidieron, antes de la inauguración, que lo retirase. En el grupo de personas más avanzadas de la época algunas sentían unos escrúpulos extraordinarios, estaban como atemorizadas. A personas como Gleizes, que era sin embargo inteligentísimo, les pareció que aquel desnudo no encajaba del todo en la línea que tenían ya trazada. Hacía dos o tres años que existía el cubismo y tenían una línea de conducta clarísima, recta, que preveía todo lo que debía ocurrir. Me pareció de una ingenuidad insensata. En aquel momento aquello fue un cubo de agua fría tal que reaccioné contra esa forma de comportamiento de esos artistas, de quienes yo pensaba que eran libres, y me pasé a una profesión. me hice bibliotecario en la biblioteca de Sainte- Geneviéve.


                                                  

                                                   " La idea del azar"


            La idea del azar, que estaba muy presente por aquella época en la mente de muchas personas, me llamó también a mí la atención. Lo que se pretendía, sobre todo, era que se olvidase la mano ya que , en el fondo, incluso la propia mano es azar.
  El puro azar, me interesaba como medio de ir en contra de la realidad lógica; poner algo en un lienzo, en un trozo de papel, asociar la idea de un hilo recto y horizontal de un metro de longitud en un plano horizontal a la de su propia deformación, a su aire. Me hizo gracia. Eso de que me hiciera gracia fue siempre lo que me decidía a hacer las cosas, y a repetirlas tres veces...          

                                          " ¿ Cuál fue la génesis mental del Gran vidrio?"


No lo sé. Con frecuencia, se trata de cosas técnicas. El cristal me interesaba mucho para usarlo de soporte, porque es transparente. Eso ya era una gran cosa. Luego está el color que, cuando se pone en un cristal, puede verse desde el otro lado y no hay ya oportunidad de que se oxide al encerrarlo. el color conserva una visualidad pura tanto tiempo cuanto sea posible. Todo eso eran cuestiones técnicas que tenían su importancia. Además, la perspectiva era muy importante. Gran vidrio es una rehabilitación de la perspectiva que se había quedado totalmente al margen y con mala fama .Era una perspectiva matemática basada en cálculos y dimensiones. No era ya la perspectiva realista. Todo se volvía conceptual.

CABANNE: ¿ Qué es para usted el gusto?
DUCHAMP: Un hábito. La repetición de una cosa ya aceptada. Si se vuelve a las andadas varias veces, se convierte en gusto. Bueno o malo, da igual, siempre es gusto.
CABANNE: ¿ Cómo se la arregló para librarse del gusto?
DUCHAMP: Con el dibujo mecánico, que no tolera gusto alguno ya que se halla fuera de toda convención pictórica.

CABANNE: ¿ Nunca volvió a sentir deseos de volver a pintar?
DUCHAMP: No, porque cuando voy a un museo no siento esa especie de estupefacción, de asombro o de curiosidad ante un cuadro. Nunca. Me refiero a los antiguos, a las cosas antiguas... He sido realmente alguien que colgó los hábitos, en el sentido religioso de la palabra. pero no lo hice aposta. Es que me  asqueé.

¿No volvió a tocar ni un pincel ni un lápiz?

 No, no tiene interés alguno para mí. Es una carencia de atracción, una carencia de interés.
  Creo que la pintura se muere, ¿ sabe? El cuadro se muere al cabo de cuarenta o cincuenta años porque se le va la lozanía. También la escultura se muere. Es una manía mía que nadie acepta, pero me da igual. Creo que un cuadro al cabo de unos años se muere como el hombre que lo hizo; luego, se llama historia del arte. Hay una diferencia  tremenda entre un Monet de ahora, que es de lo más negro, y un Monet de hace entre sesenta y ochenta años, que resplandecía cuando lo pintaron. Ahora ha entrado ya en la historia, es algo aceptado, y además eso está muy bien, no le cambia nada a nada. Los hombres son mortales, los cuadros también. La historia del arte es lo que queda de una época en un museo, pero eso no quiere decir que sea  forzosamente lo mejor de aquella época y, en el fondo, es probablemente incluso, la expresión de la mediocridad de esa época, porque las cosas hermosas desaparecieron, el público no quiso conservarlas. pero todo esto es filosofía.

  En la producción de todo genio, gran pintor o gran artista no hay en realidad más que cuatro o cinco cosas que cuenten en serio en su vida. El resto es sólo relleno cotidiano.

Su mejor obra ha sido cómo usó usted el tiempo.

Es cierto. Me parece que es cierto, vamos.

PIERRE CABANNE CONVERSACIONES CON MARCEL DUCHAMP

jueves, 19 de marzo de 2020



No hay pesar
que el tiempo no cure,
pérdida ni traición
irremediable.
Bálsamo para el alma,
aun si la tumba
cercena
al amante del amado
y cuanto comparten.
Mira, brilla el sol,
pasado el aguacero;
las flores lucen su belleza,
¡ qué hermoso día!
Que el amor y el deber
no te inquieten.
Los amigos largo tiempo olvidados
quizá te esperen allí donde
vida y muerte
todo igualan.
Nadie largo tiempo te llorará,
por ti rezará, te extrañará.
Tu lugar ha quedado libre,
tú ya no estás.


        Walter de la Mare

En la vida tienes unos cuantos sitios, o quizá uno solo, donde ocurrió algo, y después están todos los demás sitios.

         Alice Munro

miércoles, 18 de marzo de 2020

En estos tiempos


  " Todos estamos condenados al polvo y al olvido, y las personas a quienes yo he evocado en este libro o ya están muertas o están a punto de morir o como mucho morirán- quiero decir, moriremos- al cabo de unos años que no pueden contarse en siglos sino en decenios. < Ayer se fue, mañana no ha llegado, / hoy se está yendo sin parar un punto, / son un fue, y un será, y un es cansado...>, decía Quevedo al referirse a la fugacidad de nuestra existencia, encaminada siempre ineluctablemente hacia ese momento en que dejaremos de ser.  Sobrevivimos por unos frágiles años, todavía, después de muertos, en la memoria de otros, pero también esa memoria personal, con cada instante que pasa, está siempre más cerca de desaparecer. Los libros son un simulacro de recuerdo, una prótesis para recordar, un intento desesperado por hacer un poco más perdurable lo que es irremediablemente finito. Todas estas personas con las que está tejida la trama más entrañable de memoria, todas esas presencias que fueron mi infancia y mi juventud o ya desaparecieron, y son sólo fantasmas, o vamos camino de desaparecer, y somos proyectos de espectros que todavía se mueven por el mundo. En breve todas estas personas de carne y hueso, todos estos amigos y parientes a quienes tanto quiero, todos esos enemigos que devotamente me odian no serán más reales que cualquier personaje de ficción, y tendrán su misma consistencia fantasmal de evocaciones y espectros, y eso en el mejor de los casos, pues de la mayoría de ellos no quedará sino un puñado de polvo y la inscripción de una lápida cuyas letras se irán borrando en el cementerio. Visto en perspectiva, como el tiempo del recuerdo vivido es tan corto, si juzgamos sabiamente, <ya somos el olvido que seremos>, como decía Borges. Para él este olvido y ese polvo elemental en el que nos convertiremos eran un consuelo <bajo el indiferente azul del cielo>. Si el cielo, como parece, es indiferente a todas nuestras alegrías y a todas nuestras desgracias, si al universo le tiene sin cuidado que existan hombres o no, volver a integrarnos en la nada de la que vinimos es, sí, la peor desgracia, pero al mismo tiempo, también, el mayor alivio y el único descanso, pues ya no sufriremos con la tragedia, que es la conciencia del dolor y de la muerte de las personas que amamos. Aunque puedo creerlo, no quiero imaginar el momento el momento doloroso en que también las personas que más quiero- hijos, mujer, amigos, parientes- dejarán de existir, que será el momento en que yo dejaré de vivir, como recuerdo vivido de alguien, definitivamente. Mi padre tampoco supo, ni quiso saber, cuándo moriría yo. Lo que sí sabía, y ese, quizá, es otro de nuestros frágiles consuelos, es que yo lo iba a recordar siempre, y que lucharía por rescatarlo del olvido al menos por unos cuantos años más, que no sé cuánto duren, con el poder evocador de las palabras"

Héctor  Abad Faciolince

El olvido que seremos


  " Se ignora que el valor es virtud de los inermes, de los pacíficos - nunca de los matones-, y  que  a última hora las guerras las ganan siempre los hombres de paz, nunca los jaleadores de la guerra. Sólo es valiente quien puede permitirse el lujo de la animalidad que llama amor al prójimo, y es lo específicamente humano"   Antonio Machado