domingo, 10 de mayo de 2020

TANGIBLE AUSENCIA



Que me dejen con mi voz nueva, desconocida. No, no me dejen. Oscura y triste la infancia se ha ido, y la gracia, y la disipación de los dones. Ahora las maravillas emanan del nuevo centro ( desdicha en el corazón de un poema a nadie destinado). Hablo con la voz que está detrás de la voz y con los mágicos sonidos del lenguaje de la endechadora..
  A unos ojos azules que daban sentido a mis sufrimientos en las noches de verano de la infancia. A mis palabras que avanzaban erguidas como el corcel del caballero de Bemberg. A la luz de una mirada que engalanaba mi vocabulario como a un espléndido palacio de papel.
  Me embriaga la luz. No nombro más que la luz. Quiero verla. Quiero ver en vez de nombrar.
  No sé dónde detenerme y morar. El lenguaje es vacuo y ningún objeto parece haber sido tocado por manos humanas. Ellos son todos y yo soy yo. Mundo despoblado, palabras reflejas que sólo solas se dicen. Ellas me están matando. Yo muero en poemas muertos que no fluyen como yo, que son de piedra como yo, ruedan y no ruedan, un zozobrar lingüístico, un inscribir a sangre y fuego lo que libremente se va y no volvería. Digo esto porque nunca más sabré destinar a nadie mis poemas.
  Vida, mi vida, ¿ qué has hecho de mi vida?
  Hemos consentido visiones y aceptado figuras presentidas según los temores y los deseos del momento, y me han  dicho tanto sobre cómo vivir que la muerte planea sobre mí en este momento que busco la salida, busco la salida.
  Volver a mi viejo dolor inacabable, sin desenlace. Temía quedarme sin un imposible. Y lo hallé, claro que lo hallé.
  La aurora gris para mi dolor infuso, me llaman de la habitación más cercana y del otro lado de todo espejo. LLamadas apresurándose a cubrir los agujeros de la ausencia que se multiplican mientras la noche se ofrece en bloques de dispersa oscuridad.
  Luz extraña a todos nosotros, algo que no se ve sino que ser oye, y no quisiera decir más porque todo en mí se dice con su sombra y cada yo y cada objeto con su doble.


                                                 El poeta y su poema

La poesía es el lugar donde todo sucede. A semejanza del amor, del humor, del suicidio y de todo acto profundamente subversivo, la poesía se desentiende de lo que no es su libertad o su verdad. Decir libertad o verdad y referir estas palabras al mundo en que vivimos o no vivimos es decir una mentira. No lo es cuando se las atribuye a la poesía: lugar donde todo es posible.

Cada día son más breves mis poemas; pequeños fuegos para quien anduvo perdida en lo extraño.

                                                                                         1968


Alejandra Pizarnik
Prosa completa

¿ Acaso es nada la vida? ¿ Por qué conceder tanto tiempo a tan inútil aprendizaje?


                                                                UN ROSTRO

Un rostro frente a tus ojos que lo miran y por favor: que no haya mirar sin ver. Cuando miras su rostro- por pasión, por necesidad  como la de respirar- sucede, y de esto te enteras mucho después, que ni siquiera lo miras. Pero si lo miraste, si lo bebiste como sólo puede y sabe una sedienta como tú. Ahora estás en la calle; te alejas, invadida por un rostro que miraste sin cesar, pero de súbito, flotante y descreída, te detienes, pues vienes de preguntarte si has visto su rostro. El combate con la desaparición es arduo. Buscas con urgencia en todas tus memorias, porque gracias a una simétrica repetición de experiencias sabes que si no lo recuerdas pocos instantes después de haberlo mirado este olvido significará los más desoladores días de búsqueda.
  Hasta que vuelvas a verlo frente al tuyo, y con renovada esperanza lo mires de nuevo, decidida, esta vez, a mirarlo en serio, de verdad, lo cual, y esto también lo sabes, te resulta imposible, pues es la condición del amor que le tienes.
                                                           París, mayo de 1962


                                                                    PALABRAS

Se espera que la luvia pase. Se espera que los vientos lleguen. Se espera. Se dice. Por amor al silencio se dicen miserables palabras. Un decir forzoso, forzado, un decir sin salida posible, por amor al silencio, por amor al lenguaje de los cuerpos. Yo hablaba. En mí el lenguaje es siempre un tretexto para el silencio. Es mi manera de expresar mi fatiga inexpresable.
                                                                 Siempre he sido yo la silenciosa
                                                                 Ésta es ahora mi vida: mesurarme, temblar ante cada voz, temblar las palabras apelando a todo lo que de nefasto y de maldito he oído y leído en materia de formas de seducción.
                                                                                1964


                                                                   DEVOCIÓN

Debajo de un árbol, frente a la casa, veíase una mesa y sentados a ella, la muerte y la niña tomaban el té. Una muñeca estaba sentada entre ellas,indeciblemente hermosa y la muerte y la niña la miraban más que al crepúsculo, a la vez que hablaban por encima de ella.
- Toma un poco de vino- dijo la muerte.
La niña dirigió una mirada a su alrededor, sin ver, sobre la mesa, otra cosa que té.
-No veo que haya vino- dijo.
- Esc que no hay- contestó la muerte.
- ¿ Y por qué me dijo usted que había? - dijo.
- Nunca dije que hubiera sino que tomes- dijo la muerte.
- Pues entonces ha cometido usted una incorrección al ofrecérmelo- respondió la niña muy enojada.
- Soy huérfana. Nadie se ocupó de darme una educación esmerada- se disculpó la muerte.
La muñeca abrió los ojos.
                                                                                 1965

                                                            NIÑA EN EL JARDÍN   

Un claro en un jardín oscuro o un pequeño espacio de luz entre hojas negras. Allí estoy yo, dueña de mis cuatro años, señora de los pájaros celestes y de los párajos rojos. Al más hermoso le digo:
- Te voy a regalar a no sé quién-
- ¿ Cómo sabes que le gustaré?- dice.
- Voy a regalarte- digo.
-Nunca tendrás a quien  regalar un pájaro- dice el pájaro. 

                                                                                  1966   

La conciencia del fuego apagó la de la tierra. Mi visión del mundo se resuelve en un adiós dudoso, en un prometedor nunca.
  Culpa por haberme ilusionado con el presunto poder del lenguaje.
  Todo es un interio. Por tanto, el poema es incapaz de aludir hasta a las sombras más visibles y menos traídoras.
  Hablar es comentar lo que place o disgusta. Lenguaje visceral constatador de los fantasmas de las apariencias.
  Escribir no es más lo mío. Con solo nombrar  alcoholes temibles, yo me embriagaba. Ahora- lo peor es ahora, no el miedo a un desastre futuro sino la de algún modo voluptuosa constatación del presente infuso de persencias desmoronadas y hostiles. Ya no es eficaz para mí el lenguaje que heredé de unos extraños. Tan extrajera, tan sin patria, sin lengua natal. Los que decían: " y era nuestra herencia una red de agujeros", hablaban, al menos, en plural. Yo hablo desde mí, si bien mi herida no dejará de coincidir con la de alguna otra supliciada que algún día me leerá con fervor por haber logrado, yo, decir que no puedo decir nada.
                                                                             8 de agosto de 1971 


Alejandra Pizarnik
Prosa completa