MANTENER COMPLETAS LAS COSAS
"En un campo
soy la ausencia
de campo.
Así
sucede siempre.
Dondequiera que esté
soy aquello que falta.
Cuando camino
parto el aire,
y el aire
siempre se mueve
para llenar los huecos
donde mi cuerpo estuvo.
Todos tenemos razones
para movernos.
Yo me muevo
para mantener completas las cosas."
RENUNCIANDO A MI MISMO
Renuncio a mis ojos, que son huevos de cristal.
Renuncio a mi lengua.
Renuncio a mi boca, que es el deseo constante de mi
lengua.
Renuncio a mi garganta, que es la manga de mi voz.
Renuncio a mi corazón, que es una manzana en llamas.
Renuncio a mis pulmones, que son árboles que nunca han
visto a la luna.
Renuncio a mi olor, que es el de una piedra atravesando la
lluvia.
Renuncio a mis manos, que son diez deseos.
Renuncio a mis brazos, que de todos modos siempre
quisieron dejarme.
renuncio a mis piernas, que son amantes sólo de noche.
Renuncio a mis nalgas, que son las lunas de la niñez.
Renuncio a mi pene, que susurra coraje a mis muslos.
Renuncio a mis ropas, que son muros que se agitan al viento
y renuncio al fantasma que vive en ellas.
Renuncio. Renuncio.
Y ninguna de estas cosas será tuya porque ya he comenzado
de nuevo sin nada.
EL GUARDIÁN
El sol se oculta. Los prados arden.
El día cumplido, la luz extinguida.
¿ Por qué amo lo que desaparece?
Tú que te fuiste, que te estás yendo,
¿ qué oscuros espacios habitas?
Guardián de mi muerte,
preserva mi ausencia. Estoy vivo.
LA COLINA
He llegado tan lejos sólo con mis piernas,
perdiendo autobuses, perdiendo taxis,
y siempre subiendo. Un pie delante del otro,
así es como lo hago.
No me importa cómo la colina continúa.
Hierba junto al camino, un árbol agitado
sus hojas negras. ¿ Qué más da?
Cuanto más camino, más lejos estoy de todo.
Un pie delante del otro. Las horas pasan.
Un pie delante del otro. Los años pasan.
Los colores de la llegada se apagan.
Así es como lo hago.
LLEGAR A ESTO
Hemos hecho lo que hemos querido.
Hemos abandonado los sueños, prefiriendo el gran
esfuerzo
de cada uno, y hemos dado la bienvenida al dolor
y llamado ruina al hábito imposible de romper.
Y ahora estamos aquí.
La cena preparada y no podemos comer.
La carne descansa en el lago blanco de su plato.
El vino espera.
Llegar a esto
tiene su recompensa: nada es prometido, nada
cogemos.
No tenemos corazón ni gracia que nos salve,
no hay lugar donde ir, no hay razón para permanecer.
POEMAS TEMPRANOS. Mark Strand