miércoles, 19 de noviembre de 2014

Himno a la belleza





" ¿Vienes del cielo profundo o sales del abismo,
oh Belleza? Tu mirada, infernal y divina,
vierte confusamente el favor y el crimen,
y por eso se te puede comparar al vino.

Contienes en tus ojos el ocaso y la aurora;
viertes perfumes como una tarde de tormenta;
tus besos son un filtro y ánfora tu boca
que hacen cobarde al héroe y al niño valiente.

¿ Sales del negro abismo o desciendes de los astros?
El Destino, cautivado como un perro, sigue tus enaguas;
siembras al azar la felicidad y los desastres,
y gobiernas todo y de nada respondes.

Andas sobre muertos, Belleza, burlándote de ellos;
de entre tus joyas el Espanto no es la menos encantadora,
y el Asesinato, entre tus más valiosas baratijas,
sobre tu orgulloso vientre baila con amor.

El insecto deslumbrado vuela hacia ti, candela,
crepita, flamea y dice: ¡ Bendigamos esa antorcha!
El enamorado palpitante inclinado sobre su bella
parece un moribundo acariciando su tumba.

Que vengas del cielo o del infierno ¿ qué importa
¡ oh Belleza! ¡ Monstruo enorme, pavoroso, ingenuo!
Si tus ojos, tu sonrisa, tus pies, me abren la puerta
de un Infinito al que amo y jamás conocí?

De Satán o de Dios ¿ qué importa? Ángel o sirena,
¿ qué importa, si haces- hada de ojos de terciopelo,
ritmo, perfume, fulgor ¡ oh única reina mía!-
el universo menos horroroso y los instantes menos pesados?























Alegoría

" Es una mujer hermosa y de escote generoso,
que en su vino deja arrastrar su cabellera.
Las garras del amor, los venenos de la timba,
todo resbala y todo en el granito de su piel se embota.
Le ríe a la muerte y desafía al Desenfreno,
esos monstruos cuya mano, que siempre escarba y sesga,
ha respetado sin embargo en sus destructores juegos
la tosca majestad de ese cuerpo firme y recto.
Cual diosa anda y descansa cual sultana;
en el placer tiene la fe mahometana,
y en sus brazos abiertos, que sus pechos llenan,
llama con los ojos a la raza humana.
Ella cree, ella sabe, esta virgen infecunda
y sin embargo necesaria para el curso del mundo,
que la belleza del cuerpo es sublime don
que toda infamia arranca el perdón.
Ignora el Infierno tanto como el Purgatorio,
y cuando llegue la hora de entrar en la negra Noche,
mirará la faz de la Muerte
cual recién nacido - sin odio y sin remordimientos-

Charles Baudelaire. LAS FLORES DEL MAL