martes, 7 de marzo de 2017

" Soy tuyo, tuyo. Me pintaron para ti."

     Los grandes cuadros atraen a multitudes, la gente va en tropel a verlos, son reproducidos sin cesar en tazas de café, alfombrillas para el ratón y todo lo que tu quieras. Y yo me cuento entre esa gente, puedes pasarte la vida yendo a museos, dando penosamente vueltas por sus salas y luego salir e ir a comer. _ Se acercó de nuevo a la mesa para , sentarse_. Pero si un cuadro te llega de verdad al corazón y cambia tu forma de mirar, de pensar ,de sentir, no piensas: " Oh, me encanta este cuadro porque es universal" o " Me encanta este cuadro porque habla a toda la humanidad". Esa no es la razón por la que alguien ama una obra de arte. Es un susurro secreto desde un callejón: " Pss. Eh, chico. Sí, tú."_ Deslizando un dedo por la foto descolorida, el roce de la mano del cuidador, un roce que no roza, el espacio entre la superficie de la foto y el dedo índice del grosor de una hostia de comunión_. Fallo cardíaco individual. Tu sueño, el sueño de Welty, el sueño de Vermeer. Tú ves un cuadro, yo veo otro, el libro de arte lo pone a cierta distancia, la mujer que compra la postal en la tienda de regalos del museo  algo totalmente diferente, y eso por no mencionar a la gente de la que estamos separados por el tiempo: cuatrocientos años antes de que llegáramos nosotros u otros cuatrocientos después de que nos hayamos ido, nunca afectará a nadie del mismo modo y a la gran mayoría jamás les afectará de forma profunda, pero... un cuadro importante fluye con suficiente potencia para abrirse paso hasta la mente y el corazón a través de toda clase de enfoques diferentes, de maneras únicas y particulares.



Primera parte

Lo absurdo no libera; ata.
     
              ALBERT CAMUS


Segunda parte

Cuando somos muy fuertes, ¿ quién retrocede?
Cuando estamos muy alegres, ¿ quién cae en el ridículo?
Cuando seamos muy malos, ¿ qué harán con nosotros?

              ARTHUR RIMBAUD


Tercera parte

Estamos tan acostumbrados a disfrazarnos para los demás
que al final nos disfrazamos para nosotros mismos.

                FRANCOIS DE LA ROCHEFOUCAULD


Cuarta parte

No es la carne y la sangre, sino el corazón, 
lo que nos hace padres e hijos.

               SCHILLER

Quinta parte

Tenemos el arte para no morir de la verdad.

                 NIETZSCHE


¿ Quién sabe por qué Fabritius pintó el jilguero?... ¿ Por qué escogió este tema? ¿ Un pájaro solitario que no era nada propio de su edad ni de su época, en la que casi todos los animales pintados estaban muertos, en suntuosas piezas trofeo, liebres, peces y aves de caza sin vida amontonados y destinados para la mesa? ¿ Por qué doy tanta importancia a que la pared sea lisa, sin tapices ni cuernos de caza, sin adornos, y a que él se preocupara en poner su nombre y el año en un lugar tan destacado, si no podía saber ( ¿ o si?) que ese 1654, el año que pintó el cuadro, también sería el de su muerte?.
Pero, ¿ qué dice el cuadro sobre el mismo Fabritius?









Pero el cuadro también me ha enseñado que podemos hablar unos con otros a través del tiempo. Y tengo la impresión de que hay algo muy serio que me urge decir al lector inexistente. Que la vida es, entre otras muchas cosas, breve. Que el destino es cruel pero quizá no sea arbitrario. Que la naturaleza ( en el sentido de la Muerte) siempre vence, pero eso no significa que tengamos que resignarnos y arrastrarnos ante ella. Que aunque no siempre nos alegremos de estar aquí, tal vez sea nuestro deber sumergirnos igualmente, vadear en línea recta a través del pozo negro, manteniendo abiertos los ojos y el corazón. Y en nuestro agonizar, mientras nos levantamos de lo orgánico y nos hundimos de nuevo de manera ignominiosa en lo orgánico, es un honor y un privilegio amar lo que la Muerte no puede alcanzar. Pues si la catástrofe y el olvido han acompañado a este cuadro a través de los tiempos, tanto más lo hará el amor...

Donna Tartt.  El jilguero

Existe, y sigue existiendo.