jueves, 10 de diciembre de 2015

sé dónde está la muerte



Hombre que mira a través de la niebla

Me cuesta como nunca
  nombrar los árboles y las ventanas
  y también el futuro y el dolor
el campanario está invisible y mudo
  pero si se expresara
  sus tañidos
  serían de un fantasma melancólico


la esquina pierde su ángulo filoso
nadie diría que la crueldad existe

la sangre mártir es apenas
  una pálida mancha de rencor
cómo cambian las cosas
  en la niebla

los voraces no son
  más que pobres seguros de sí mismos
los sádicos son colmos de ironía
los soberbios son proas
  de algún coraje ajeno
los humildes en cambio no se ven
pero yo sé quién es quién
  detrás de ese telón de incertidumbre
sé dónde está el abismo
  sé dónde está la muerte
sé dónde no estás tú

la niebla no es olvido
  sino postergación anticipada

ojalá que la espera
  no desgaste mis sueños
ojalá que la niebla
  no llegue a mis pulmones
y que vos muchachita
  emerjas de ella
como un lindo recuerdo 
  que se convierte en rostro

y yo sepa por fin
  que dejas para siempre
  la espesura de ese aire maldito
cuando tus ojos encuentren y celebren
  mi bienvenida que no tiene pausas.

MARIO BENEDETTI

USTEDES PUEDEN IRSE.
YO ME QUEDO.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

me abrazo a tus ausencias



Rostro de vos

Tengo una soledad
tan concurrida
tan llena de nostalgias
y de rostros de vos
de adioses hace tiempo
y besos bienvenidos
de primeras de cambio
y de último vagón

tengo una soledad
tan concurrida
que puedo organizarla
como una procesión
por colores
tamaños
y promesas
por época 
por tacto
y por sabor

sin un temblor de más
me abrazo a tus ausencias
que asisten y me asisten
con mi rostro de vos

estoy lleno de sombras 
de noches y deseos
de risas y de alguna 
maldición

mis huéspedes concurren 
concurren como sueños
con sus rencores nuevos
su falta de candor 
yo les pongo una escoba 
tras la puerta
porque quiero estar solo
con mi rostro de vos

pero el rostro de vos
mira a otra parte
con sus ojos de amor
que ya no aman
como víveres
que buscan a su hambre
miran y miran
y apagan mi jornada

las paredes se van
queda la noche
las nostalgias se van
no queda nada
ya mi rostro de vos
cierra los ojos

y es una soledad
tan desolada.

MARIO BENEDETTI