sábado, 4 de abril de 2015

Todo lo que soñé dura un minuto y es un minuto todo lo vivido.

" Bellas estrellas de la Osa, ¿ sabía yo acaso
que un día volvería a veros
titilando encima del jardín de mi padre,
y que os volvería a hablar de las ventanas
de la morada en la que de niño estuve,
cuando ya contemplaba el final de mis dichas?"

GIACOMO LEOPARDI, LOS RECUERDOS,1831


" Si la especie humana no puede leer 
en la naturaleza, o leer la existencia,
entonces ¿ qué entenderá o aceptará?
En otras palabras, ¿ de qué sirve que las
criaturas humanas inventen una narración 
que explique la existencia cuando
las realidades de la naturaleza son, en
sí mismas, una lectura lineal de cómo
es? Por consiguiente, entendamos la
naturaleza leyendo la naturaleza. Lo
que hay que adquirir es la capacidad 
de reconocer signos. Esta es la ciencia
más alta".

                               Dicho sufí


ANALFABETO

Alcé la cara al cielo,
inmensa piedra de gastadas piedras:
nada me revelaron las estrellas.




HERMANDAD

Homenaje a Claudio Ptolomeo

Soy hombre : duro poco
y es enorme la noche.
Pero miro hacia arriba:
las estrellas escriben.
Sin entender comprendo:
también soy escritura
y en este mismo instante
alguien me deletrea.

Octavio Paz. El fuego de cada día.

martes, 31 de marzo de 2015

Es nada la palabra que se dijo/ ( no importa que se escriba para/ querer salvarla), es nada y lo fue todo:/ la música del mundo y su apariencia.





LO QUE DEJA EL OLVIDO

Si el necesario olvido,
como el contagio de una llama,
tanto más cruento cuanto más tangible,
anuda sus tercos tentáculos
en la benevolente orilla de tu alma,
no lo dejes huir, acógelo
entre los muros que te cercan,
búscale un sitio dentro de tu sueño,
jamás le opongas resistencia alguna
ni esquives su agresión con tu memoria.

Mas si el olvido aquel, como el aliento
del salitre en las rocas, interminablemente
vuelve a surgir al par que se escapa
y entre las grietas de los años deja
el sedimento puro de cuanto fue preciso
vivir, de aquello que quizá
constituya la base y el reducto
de la esperanza humana y es la vida
( precisamente ella)
quien está convirtiéndolo en historia,
alza entonces contra el posible olvido
todo el poder que te concede
tu propia libertad, quebrántale
sus torrenciales cláusulas al tiempo,
que en la enterrada cifra
de todo lo vivido, su propio dardo oscuro
será tu más gustosa recompensa.


TODO LO QUE HE VIVIDO


Todo lo que he vivido, todo
lo que he salvado vigilantemente
del feroz exterminio de los días,
todo cuanto fui, hoy os lo ofrezco,
ojos que seguiréis el rastro de estas letras,
pechos que olvidaréis mi condición de crédulo,
mi modo de vivir, todo os lo doy ahora
lo mismo que os daría mi palabra final
en su declinación de certidumbre única.

Es mi memoria lo que os pongo
en las manos, cuanto conozco mío:
la integridad perpleja de mi vida, también
la vida de los otros hecha a mi semejanza,
apenas la profética ceniza
de un tiempo ardiendo entre furiosos raptos,
bajo la servidumbre de intolerables leyes.

Cada día y su huella, cada amor que me hizo,
fulgen aquí, combaten, me atestiguan,
restañan todavía sus agrietados bordes,
erigen su verdad de igual manera
que un hombre sólo funda cuanto ama.

Desde mi propia duda, desde
la libertad de estar viviendo, desde el fondo
de quien aprende cada día
a renunciar al tiempo,
traigo mi voz y su holocausto,
la diaria historia de mis conjeturas,
para que no esté sola mi palabra,
para poder vivir quizá
desde el merecimiento en que la creo.

CUANDO ESTAS PALABRAS ESCRIBO

Cuando estas palabras escribo
sabiendo de antemano que jamás premio alguno
ni precaria mentira podrán mover mi boca,
sabiendo que estas páginas ondulan
como respiraciones de un dios inexorable
que va dando rigor y poderío a mi conciencia,
sabiendo, en fin, que cuantas verdades diga
han de ser sin remedio y vanamente,
entonces, el fundamento de mi propio vivir,
esa tierra de nadie en que me arraigo,
se junta a cuanto existe, lucha contra el asedio
del tiempo suspensivo y yace allí forjando
su mísera lección, creciendo
entre preguntas, irguiéndose entre ruinas,
hasta hacerse cenizas de mis propias palabras.

Parte a parte, letra a letra,
lágrima a lágrima, escribo aquí la historia
de la razón de amor con quien convivo,
del impasible tiempo al que me vuelvo,
y sé que de algún modo esta mano agobiada
ha de hacerse perenne, no por ser parte mía
sino por la conducta de su inviolable libertad,
por los sueños que traza, por la soberanía
de los poderes que establece
entre los vaticinios de la alerta memoria.

Y estas palabras que reúno
al calor de un papel insuficiente,
entre la insurrección de mis horarios actos,
son solamente mías y nadie podrá darles
otra vez su sentido, porque ellas
me hicieron de tal forma con su frágil verdad
que ya manifestaron para siempre
lo que Dios y mi hombría sólo saben.




Mío es el tiempo - dije- , podré saber quién soy.


J.M. Caballero Bonald. Somos el tiempo que nos queda. Obra poética completa 1952- 2005