XXIX
( La noche de Las Perseidas)
Tal vez sea esta noche
( cuando el llano fluye, entrega
al mar de agosto
su negrura)
cuando todo adquiera
sentido ( ¿ o acaso sinsentido).
Sólo al volver los ojos hacia arriba;
hacia el pozo de lágrimas
que habitan Las Perseidas
(pretendemos dar nombre
al Misterio
para, inútilmente, apresarlo )
todo tiene, al fin,
un tremendo y único sentido.
¿ Vivimos engañados?
¿ El firmamento es otra caverna,
inmensa y sin fondo, de Platón?
Parece que la noche está aquí abajo
y no en los prados
celestes de allá arriba.
Arriba todo es luz, atomizada
en secretos preciosos jamás revelados,
en estrellas que estallan
creando esperanza en los humanos
y a la vez deshaciéndola,
en las miradas de ojos-esquirlas
que nos controlan,
pero que no nos dicen nada,
nunca nos dicen nada.
¿ Aquí abajo sólo es la realidad
lo negro, cuanto muere?
¿ Y lo blanco?
¿ Y el oro del amor'
¿ Y qué sentido tienen nuestra ansias
de infinito?
Lo blanco es una luz
que huye hacia arriba,
y se parte, y se desgarra,
y luego, en las noches
más hermosas de agosto,
un siglo y otro siglo
deja caer sus lágrimas.
Alguien está llorando allá arriba
por lo que no sabemos
por lo que aún no somos.
Por nosotros.
Antonio Colinas. Canciones para una música silente.
Hay un lugar hacia el que podemos volver los ojos cada día y reconocer lo misterioso, el más allá: el firmamento estrellado. Es ésta una contemplación que manifiesta el eterno afán de trascendencia. Estamos ante una verdad tópica, demasiado evidente. Pero resulta que vivimos en unos tiempos en los que hasta lo más evidente es invisible. Hoy apenas miramos el universo estrellado y, si alzamos los ojos hacia él, no lo vemos.
Antonio Colinas. TRES TRATADOS DE ARMONÍA