" El arte de la guerra es semejante al de la medicina: mortífero y conjetural"
¿ Qué me importan a mí y qué se hace de la humanidad, la beneficencia, la modestia, la templanza, la dulzura, la sabiduría, la piedad, cuando media libra de plomo disparada desde seiscientos pasos me destroza el cuerpo, y me muero a los veinte años entre tormentos inexpresables, rodeado por otros cinco o seis mil moribundos, mientras mis ojos, que se abren por última vez, contemplan la ciudad en la que he nacido destruida por el acero y por el fuego, y los últimos sonidos que llegan a mis oídos son los gritos de la mujeres y de los niños expirando bajo las ruinas, todo ello por los pretendidos intereses de un hombre al que no conocemos?
Voltaire
OBEDIENCIA DEBIDA
Disparé, me dijeron. Obedecí.
Siempre he sido obediente. Por obediencia
conquisté un alto rango.
Es una inmensa dicha hacer fuego.
Desde luego lo siento por los caídos.
No soy un hombre bueno ni un hombre malo.
Me limito a cumplir las órdenes.
Pienso que es por el bien de todos.
DISPARO
La bala ordena: " Dispárame.
Para eso me hallo aquí, de eso sirvo,
con este objeto me hicieron.
Soy un navío feroz que va cargado de plomo.
Tengo el contorno
de lo que llevo en mi interior destructivo
y es mi razón de estar en el mundo.
Nadie come balas.
Nadie juega a los dados con las balas.
Si no me utilizas
te volverás mi blanco:
Dispara"
José Emilio Pacheco. "Tarde o Temprano"
ARMISTICIO
"Durante mucho tiempo combatimos sin vernos las caras. Ellos eran
los otros, los enemigos. Los veíamos caer o volar en pedazos.
Sus proyectiles nos daban muerte o nos mutilaban. Nuestras relaciones
sólo tenían tres nombres: miedo, odio, desprecio.
Hoy se ha firmado la paz. Arrojamos las armas, avanzamos por lo
que fue la tierra de nadie. Vemos las líneas de trincheras, los escombros,
las fortificaciones, los despojos. Los otros salen a nuestro encuentro con
la mano extendida para mostrar que no ocultan armas.
Alegría, asombró, reconocimiento. El enemigo no es un monstruo.
Posee como nosotros una cara, un nombre, una historia que no
existió antes si se repetirá. Tiene padres, mujer, hijos, amigos,
un pasado, un porvenir, un dolor, una vergüenza y cuando menos
un recuerdo de dicha.
Trágico error la guerra. Somos hermanos. Con ser tan distintos nos
parecemos tánto. Brindamos con aguardientes miserables.
Intercambiamos raciones agusanadas. La fraternidad les da sabor
de ambrosía. Nunca más, nunca más volveremos a entrematarnos.
De vuelta a casa, quienes son esperaron y nos enviaban al frente regalos
y cartas alentadoras, se nos muestran hostiles. Sentimos
que nos reprochan haber sobrevivido y nos preferirían muertos
y heroicos.
Todo nos separa. Ya no tenemos de qué hablar. Donde hubo afecto
hay resentimiento, rabia donde existió la gratitud. Los mismos
a quienes creímos conocer de toda la vida se ha vuelto extraños.
Qué desprecio en sus ojos y cuánto odio en sus caras. Los
nuestros son los de ahora. Cambia de nombre el enemigo. El
campo de batalla se traslada.
EL CAPITÁN
El viejo capitán sale a cubierta
y dice adiós.
Es la última tormenta.
Se hundirá con su barco."
José Emilio Pacheco. "Tarde o temprano"
I
" Nada altera el desastre: llena el mundo
la caudal pesadumbre de la sangre.
Con un hosco rumor
desciende el aire
a la más pétrea hoguera
y se consume.
DESCRIPCIÓN DE UN NAUFRAGIO EN ULTRAMAR
( Agosto, 1966)
Pertenezco a una era fugitiva, mundo que se deshace ante mis ojos.
1968
Página blanca al fin:
todo es posible.
José Emilio Pacheco