viernes, 31 de diciembre de 2021

y como ciegos caminamos

                                                               

                                


                                                               

                                           RECURSOS


Leer y releer una frase, una palabra, un rostro. Los rostros, sobre todo. Repasar, pesar bien lo que callan.

Como no estás a salvo de nada , intenta ser tú mismo la salvación de algo.

Caminar despacio, a ver si, tentado el tiempo, hace lo mismo.


                                                       

                                          LIBRO


AUNQUE nadie te busque ya, te busco.

Una frase fugaz y cobro glorias

de ayer para los días taciturnos,

en lengua de imprevistas profusiones.


Lengua que usa de un viento peregrino

para volar sobre quietudes muertas.

Viene de imaginaria estación dulce;

va hacia un inexorable tiempo solo.


Don que se ofrece entre glosadas voces,

para tantos equívoco, se obstina

en hundirte, honda raíz de palma,

convicto de entenderse con los pocos.



                        HOJAS NATURALES   

      ... o el arraigo, escribir en un espacio idéntico

      siempre, casa o desvío.

                                                  JOSÉ M. ALGABA

      


ARRASTRO por los cambios un lápiz,

una hoja, tan sólo de papel, que quisiera

como de árbol, vivaz y renaciente,

que destilase savia y no inútil tristeza

y no fragilidad, disoluciones;

una hoja que fuese alucinada, autónoma,

capaz de iluminarme, llevándome

al pasado por una ruta honesta: abiertas

las paredes cegadas y limpia

la historia verdadera de las pintarrajeadas

artimañas que triunfan.

Hoja y lápiz, para un oído limpio,

curioso y desconfiado.

                                

POESÍA REUNIDA

Ida Vitale




                                      ESPECIAL NAVIDAD: El bazar de las sorpresas (1940)

               



jueves, 30 de diciembre de 2021

 



                                                           Flores malva


He dado muchas vueltas al bolígrafo entre los dedos antes de decidir qué palabra pondría la primera para iniciar este relato. Ya me he visto otras veces en una situación semejante, según miraba el  bolígrafo lo pensaba, es un respeto por la letra escrita que debe venir de aquella manía escolar  de los cuadernos de limpio. No se atreve uno a hollar el papel como si lo que queda escrito fuera más definitivo que lo que se habla, o comprometiera más. Cuando se habla, se pueden decir las mayores vaguedades y quedarse uno contento, hasta creer que le ha comunicado algo a los demás, sobre todo si sus rostros reflejan aquiescencia. Pero yo no tengo ningún rostro delante del mío.

 En este lapso de tiempo en que he estado mirando el papel sin mancharlo con una sola letra, me he aferrado, como único dato valedero para justificar mi necesidad de ponerme a escribir, a una imagen muy nítida pero desvinculada de cualquier argumento: flores malva.

 Estas dos palabras ( flores malva) las he encontrado apuntadas en un paquete de pitillos vacío que venía fumando hace una semana en el tren, y no las quería volver a mencionar hasta entender por qué las apunté. Al copiarlas ahora me he quedado a disgusto...



 Han debido de pasar más de dos horas desde que me metí aquí y cerré la puerta. De hoy no pasa, me he dicho ante el papel en blanco. Voy a hacer un esfuerzo. No se trataba, como otras veces, de un propósito más o menos literario. Hoy, romper a hablar de las flores malva, a decir lo que fuera sobre ellas, me parecía una cuestión de vida o muerte.

 Pero está claro que las cuestiones de vida o muerte se desustancian al intentar fijarlas con buena letra en cuadernos de limpio. Después de dos horas es lo único que he entendido. Qué le vamos a hacer.

                                                                                                                                      1988

CARMEN MARTÍN GAITE

Todos los cuentos



                                               Descubriendo a Forrester ( 2000)