domingo, 31 de diciembre de 2017

" El tiempo que yo he soñado ¡ cuántos años fue de vida!



" A veces, y el  sueño es triste,
en mis deseos existe
lejanamente un país
donde ser feliz consiste
solamente en ser feliz.

Se vive como se nace,
sin querer y sin saber.
En esa ilusión de ser,
el tiempo muere y renace
sin que sienta correr.

El sentir y el desear
no existen en esa tierra. 
Y no es el amor amar
en el país donde yerra
mi lejano divagar.

Ni se sueña ni se vive:
es una infancia sin fin.
Y parece que revive
ese imposible jardín
que con suavidad recibe."






"¿ El misterio de las cosas? ¿ Qué sé yo lo que es el misterio?
El único misterio es que haya quien piense en el misterio.
Quien está al sol y cierra los ojos
empieza a no saber lo que es el sol
y a pensar muchas cosas calurosas.
Pero abre los ojos y ve el sol
y ya no puede pensar en nada,
porque la luz del sol vale más que los pensamientos
de todos los filósofos y todos los poetas.
La luz del sol no sabe lo que hace
y por eso no se equivoca y es comunal y buena."


" ¿Lo que vemos de las cosas son las cosas?.
¿ Por qué habíamos de ver una cosa si hubiese otra?
¿ Por qué ver y oír sería engañarnos
si ver y oír son ver y oír?

Lo esencial es saber ver,
saber ver sin estar pensando,
saber ver cuando se ve,
y no pensar cuando se ve,
no ver cuando se piensa.

Pero esto ( ¡ tristes de nosotros que llevamos el alma vestida!),
esto exige un estudio profundo,
un aprendizaje de desaprender
y un secuestro en la libertad de aquel convento
del que los poetas dicen que las estrellas son las monjas 
eternas
y las flores las penitentes convictas de un solo día,
pero donde después de todo las estrellas no son más que 
las estrellas
ni las flores otra cosa que flores,
y por eso es por lo que las llamamos estrellas y flores."

Fernando Pessoa. ANTOLOGÍA POÉTICA. El poeta es un fingidor

jueves, 5 de octubre de 2017









ELEGIDO POR ACLAMACIÓN

Sí, fue un malentendido.
                                       Gritaron: ¡ a las urnas!
y él entendió: ¡ a las armas! - dijo luego.
Era pundonoroso y mató mucho.
Con pistolas, con rifles, con decretos.

Cuando envainó la espada dijo, dice:
La democracia es lo perfecto.
El público aplaudió. Sólo callaron,
impasibles, los muertos.

El deseo popular será cumplido.
A partir de esa hora soy - silencio-
el Jefe, si queréis. Los disconformes
que levanten el dedo.

Inmóvil mayoría de cadáveres
le dio el mando total del cementerio.


ALOCUCIÓN A LAS VEINTITRES

Ciudadanos perfectos a estas horas,
honorables cabezas de familia
que lleváis a los labios vuestra servilleta
antes de pronunciar las palabras rituales
en acción de gracias por la abundante cena:

vuestra responsabilidad de sólidos pilares
de la civilización y de Occidente,
del consumo de bicarbonato sódico
y del paternalismo hacia  la servidumbre,
exige de vuestra parte
cierta ignorancia de hechos también ciertos,
un esfuerzo final en bien de todos,
la tozuda incomprensión de algunas realidades,
la fe más meritoria, en resumen,
que consiste
en no creer en lo evidente.

Yo podría jurar que la tierra está fija
- ya lo juré otras veces-
y que el sol gira en torno a ella,
yo podría negar que la sangre circula
- lo seguiré negando, si hace falta-
por las venas del hombre, yo podría 
quemar vivo a quien diga lo contrario
- lo estoy quemando ahora-

no es que sean importantes los asuntos
objeto de polémica:
lo importante es la
firmeza en el error.
Pues las mentiras viejas se convierten
en materia de fe,
y de esa forma
quien ose discutirnos
debe afrontar la acusación de impío.
con esto,
y una buena cosecha de limones,
y la ayuda impagable de nuestros coaligados,
podemos esperar algunos lustros
de paz como esta de hoy,
en una noche 
semejante a esta de hoy,
tras una cena
lo mismo que esta de hoy.

Tal como siempre, pues, pedid conmigo:
Más fe, mucha más fe.
                                   Que en cierto modo,
creer con fuerza tal lo que no vimos
nos invita a negar lo que miramos.

ÁNGEL GONZÁLEZ. PALABRA SOBRE PALABRA


martes, 3 de octubre de 2017







                               

                                                       Apología y petición


Y qué decir de nuestra madre España,
este país de todos los demonios
en donde el mal gobierno, la pobreza
no son, sin más, pobreza y mal gobierno
sino un estado místico del hombre,
la absolución final de nuestra historia?

De todas las historias de la Historia
sin duda la más triste es la de España,
porque termina mal. Como si el hombre,
harto ya de luchar con sus demonios,
decidiese encargarles el gobierno
y la administración de su pobreza.

Nuestra famosa inmemorial pobreza,
cuyo origen se pierde en las historias
que dicen que no es culpa del gobierno
sino terrible maldición de España,
triste precio pagado a los demonios
con hambre y con trabajo de sus hombres.

A menudo he pensado en esos hombres,
a menudo he pensado en la pobreza
de este país de todos los demonios.
Y a menudo he pensado en otra historia
distinta y menos simple, en otra España
en donde sí que importa un mal gobierno.

Quiero creer que nuestro mal gobierno
es un vulgar negocio de los hombres
y no una metafísica, que España
debe y puede salir de la pobreza,
que es tiempo aún para cambiar su historia
antes que se la lleven los demonios.

Porque quiero creer que no hay demonios.
Son hombres los que pagan al gobierno,
los empresarios de la falsa historia,
son hombres quienes han vendido al hombre,
los que le han convertido a la pobreza
y secuestrado la salud de España.

Pido que España expulse a esos demonios.
Que la pobreza suba hasta el gobierno.
Que sea el hombre el dueño de su historia.


                          Noche triste de octubre, 1959
                                                                          A Juan Marsé


Definitivamente
parece confirmarse que este invierno
que viene, será duro.


Jaime Gil de Biedma
LAS PERSONAS DEL VERBO


                                        

domingo, 24 de septiembre de 2017



NOCTURNO

"Los que auscultasteis el corazón de la noche,
los que por el insomnio tenaz habéis oído
el cerrar de una puerta, el resonar de un coche
lejano, un eco vago, un ligero ruido...

  En los instantes del silencio misterioso,
cuando surgen de su prisión los olvidados,
en la hora de los muertos, en la hora del reposo,
¡ sabréis leer estos versos de amargor impregnados!...

  Como en un vaso vierto en ellos mis dolores
de lejanos recuerdos y desgracias funestas,
y las tristes nostalgias de mi alma, ebria de flores,
y el duelo de mi corazón, triste de fiestas.

  Y el pesar de no ser lo que yo hubiera sido,
la pérdida del reino que estaba para mí,
el pensar que un instante pude no haber nacido,
¡ y el sueño que es mi vida desde que yo nací!

  Todo esto viene en medio del silencio profundo
en que la noche envuelve la terrena ilusión,
y siento como un eco del corazón del mundo
que penetra y conmueve mi propio corazón."

RUBÉN DARÍO. ANTOLOGÍA





jueves, 10 de agosto de 2017

" ...el mundo exterior, el mundo interior y entre ambos el abismo insalvable, infranqueable. Me rendí..."


         " Había dejado de llover y las últimas y gruesas gotas se deslizaban en brillantes arroyuelos que zigzagueaban  por el cristal de la ventana. Las nubes se estaban abriendo y, al inclinarme apenas hacia delante para mirar el cielo, sorprendí un claro de un puro azul otoñal, el azul que  amaba Poussin, vibrante y delicado, y a pesar de todo mi corazón se aligeró, como siempre sucede cuando el mundo abre de par en par su inocente mirada azul. Creo que la pérdida de mi capacidad de pintar, llamémoslo así, se debió en gran medida a mi creciente, irresistible y finalmente fatal admiración por aquel mundo, me refiero al mundo objetivo y cotidiano de las cosas simples. Nunca habían sido objeto de mi atención, pues mi propósito era captar su esencia, que yo sabía que se encontraba allí, profundamente escondida, pero al alcance de cualquiera con la determinación y lucidez necesarias para llegar hasta ella. Yo era un hombre que acude a la estación de tren a recoger a su amada y se apresura entre los pasajeros que descienden, esquivándolos mientras mueve la cabeza, pues no desea ver otro rostro que el amado. No me malinterpretéis, no era el espíritu lo que buscaba, las formas ideales euclidianas; no, nada de eso. La esencia es sólida, tan sólida como las cosas de las que es esencia. Pero es esencia. Cuando mi crisis empezó a agravarse, no tardé en reconocer y aceptar lo que me parecía la sencilla y evidente verdad, a saber, que no existe tal cosa como la cosa-en-sí, tan solo manifestaciones de las cosas el remolino generador de causa y efecto. ¿ Discrepáis?, esperé con pose desafiante, la mano en la cadera, a una multitud de objetores imaginarios. Intentad aislar la  famosa cosa-en-sí, a ver qué lográis. Adelante, golpead esa piedra, lo único que conseguiréis será lastimaros el pie. Nada me hará cambiar de opinión. ¡ No existe la cosa-en-sí, tan solo sus manifestaciones! Aquel era mi lema, mi manifiesto, mi ...- disculpadme-, mi estética. A qué aprieto me llevó, pues ¿ qué podía pintar ya sino las cosas tal como se presentaban ante mí: imperturbables, impenetrables, inevitables? La abstracción no resolvía el problema. Lo intenté y comprobé que se trataba de un mero juego de manos; aún más, un sencillo truco mental. Y así, lo inexpresable se impuso, se abrió camino  hasta ocupar toda mi visión y mostrarse con tanda solidez como si fuese real. Me di cuenta de que, al intentar atravesar la superficie para llegar al corazón, a la esencia, había pasado por alto que es en la superficie donde reside la esencia; y de nuevo me encontré de vuelta en el principio. Así que era el mundo, el mundo en su totalidad, lo que debía abordar. Pero el mundo es resistente, vive de espaldas a nosotros en alegre comunión consigo mismo. El mundo no nos permite entrar en él.
  No me malinterpretéis, mi objetivo no era reproducir el mundo, ni tan siquiera representarlo. Las obras que pintaba eran concebidas como entes autónomos, entes que coincidieran como los entes del mundo, cuya díscola coseidad tenía que ser controlada de alguna manera. A eso se refería Freddie Hyland, lo supiera o no, cuando me habló de la introspección que había captado en aquellos apresurados dibujos míos. Yo estaba luchando por apoderarme del mundo y transformarlo, hacer algo nuevo con él, algo vivido y vital, desdeñando la esencia. Una boa constrictor, eso era yo, con la gigantesca boca abierta y tragando lenta, muy lentamente, esforzándome en tragar, atragantándose con semejante magnitud. La pintura, como el robo, era un infatigable afán de posesión y yo fracasaba sin cesar. Robar los bienes ajenos , pintarrajear escenas, amar a Polly: al final era todo lo mismo.
   Pero ¿existe ese mundo? ¿ Lo que aquí he llamado mundo? Tal vez el hombre en la estación de tren corre en busca de alguien que nunca llegará, que siempre será el distante ser amado, una imagen creada por él, una imagen que vive en su interior y que él intenta identificar, lo intenta y fracasa, con la imagen de la persona que, para empezar, nunca subió al tren.
   ¿ Comprendéis mi conflicto? Lo expondré de forma más sencilla: el mundo exterior, el mundo interior y entre ambos el abismo insalvable, infranqueable. Me rendí. Mi gran culpa, la mayor, es haber perdido la esperanza.
   El dolor, el dolor del artista-ladrón, clava su aguijón en mi corazón estéril."

                                                         John Banville. La guitarra azul


  

P. Picasso. El guitarrista ciego. (1903)

I

El hombre inclinado sobre su guitarra,
Un pobre sastre. El día era verde.
Dijeron: «Tienes una guitarra azul;
No tocas las cosas como son».
El hombre replicó: «Las cosas como son
Cambian en la guitarra azul».
Entonces le dijeron: «Tócanos un aire
Más allá de nosotros, que sea nosotros mismos,
Un aire en la guitarra azul
De las cosas exactamente como son».

....................
XV

¿Es este lienzo de Picasso, este «tesoro
De destrucciones», un cuadro de nosotros mismos,
Ahora, una imagen de nuestra sociedad?
¿Pondré, achatado, un limpio huevo en pie,
Asiendo en un adiós una lunar cosecha,
Sin haber contemplado la cosecha o la luna?
¿Las cosas como son han sido destruídas?
¿Soy un hombre que ha muerto en una mesa
En la que se ha enfriado el alimento?
¿Mi pensamiento una memoria, no viva?
¿Es la mancha en el suelo vino o sangre
De cualquiera, o quizá míos?
....................
XX

¿Qué hay en la vida excepto las propias ideas,
Buen aire, buen amigo, qué hay en la vida?
¿Las ideas en que creo?
Buen aire, único amigo mío,
Creer sería un hermano colmado
De amor, creer sería un amigo,
Más amigo que mi único amigo,
Buen aire. Pobre, pobre guitarra pálida...
........................
XXII

La poesía es el tema del poema.
De esto nace el poema y a esto
Vuelve. Entre ambos,
Nacimiento y retorno,
Hay una ausencia de realidad,
Las cosas como son. O así lo decimos.
¿Pero están separados? Es una ausencia
Para el poema, que recibe
Así su verdadera faz, verde de sol,
Rojo de nube, tierra que siente, cielo que piensa.
De éstos toma. Tal vez da
En reciprocidad universal.
.....................
XXVIII

Soy un nativo de este mundo
Y pienso en él como en cosas nativas,
Gesu, no nativo de una mente
Que piensa pensamientos que llamo yo mismo,
Nativo, un nativo del mundo
Y pienso en él como nativo.
No sería una mente, la ola
En que ondean las húmedas hierbas
Y sin embargo fijas como en fotografía,
El viento en el que flotan hojas muertas.
Aquí aspiro una fuerza más profunda
Y como estoy, y hablo y me muevo,
Las cosas son como pienso que son
Y digo que están en la guitarra azul.
......................
Wallace Stevens. El hombre de la guitarra azul. (1937)


                                  

N. Poussin. Paisaje en calma. (1651)











jueves, 20 de julio de 2017

Para poder mirar las nubes medité previamente en mi suicidio. Para poder amar las nubes, mi último estío, mi último hastío.




   " Cosas desde la nada a ti confluyen."



                                                       UN ROSTRO


Un rostro frente a tus ojos que lo miran y por favor. que no haya mirar sin ver. Cuando miras su rostro- por pasión, por necesidad como la de respirar- sucede, y de esto te enteras mucho después, que ni siquiera lo miras. Pero si lo miraste, si lo bebiste como sólo puede y sabe una sedienta como tú. Ahora estás en la calle; te alejas invadida por un rostro que miraste sin cesar, pero de súbito, flotante y descreída, te detienes, pues vienes de preguntarte si has visto su rostro. El combate con la desaparición es arduo. Buscas con urgencia en todas tus memorias, porque gracias a una simétrica repetición de experiencias sabes que si no lo recuerdas pocos instantes después de haberlo mirado este olvido significará los más desoladores días de búsqueda.
  Hasta que vuelvas a verlo frente al tuyo, y con renovada esperanza lo mires de nuevo, decidida, esta vez, a mirarlo en serio, de verdad, lo cual, y esto también lo sabes, te resulta imposible, pues es la condición del amor que le tienes. 

                                                                    París, mayo de 1962



                                                         DEVOCIÓN



Debajo de un árbol, frente a la casa, veíase una mesa y sentados a ella, la muerte y la niña tomaban el té. Una muñeca estaba sentada entre ellas, indeciblemente hermosa, y la muerte y la niña la miraban más que  al crepúsculo, a la vez que hablaban por encima de ella.
   - Toma un poco de vino- dijo al muerte.
   La niña dirigió una mirada a su alrededor, sin ver, sobre la mesa, otra cosa que té.
   - No veo que haya vino-dijo.
   - Es que no hay- contesto la muerte.
   - ¿ Y por qué me dijo usted que había?- dijo.
   - Nunca dije que hubiera sino que tomes- dijo la muerte.
   - Pues entonces ha cometido usted una incorrección al ofrecérmelo- respondió la niña muy enojada.
    - Soy huérfana. Nadie se ocupó de darme una educación esmerada- se disculpó la muerte.
    La muñeca abrió los ojos.

                                                                                                  1965



                                                        
                                                           DESCONFIANZA


Mamá nos hablaba de un blanco bosque de Rusia: "... y hacíamos hombrecitos de nieve y les poníamos sombreros que robábamos al bisabuelo..."
   Yo la miraba con desconfianza. ¿ Qué era la nieve? ¿ Para qué hacían hombrecitos? y ante todo, ¿ qué significa un bisabuelo?

                                                                                                   1965



                                                           
La conciencia del fuego apagó la de la tierra. Mi visión del mundo se resuelve en un adiós dudoso, en un prometedor nunca.
  Culpa por haberme ilusionado con el presunto poder del lenguaje.
  Todo es un interior. Por tanto, el poema es incapaz de aludir hasta a las sombras más visibles y menos traidoras.
  Hablar es comentar lo que place o disgusta. El lenguaje visceral constatador de los fantasmas de las apariencias.
  Escribir no es más lo mío. Con sólo nombrar alcoholes temibles, yo me embriagaba. Ahora- lo peor es ahora, no el miedo a un desastre futuro sino de algún modo voluptuosa constatación del presente infuso de presencias desmoronadas y hostiles. Ya no es eficaz para  mí el lenguaje que heredé de unos extraños. Tan extranjera, tan sin patria, sin lengua natal. Los que decían: " y era nuestra herencia una red de agujeros", hablaban, al menos, en plural. Yo hablo desde mí, si bien mi herida no dejará de coincidir con la de alguna otra supliciada que algún día me leerá con fervor por haber logrado, yo, decir que no puedo decir nada.

                                                                                                 8 de agosto de 1971




                                                          PRÓLOGOS
                                            A LA ANTOLOGÍA CONSULTADA
                                         DE LA JOVEN POESÍA ARGENTINA

                                                            ( 1968)

                              
                                                                      
                                                     El poeta y su poema


                                                                         " Un poema es una pintura dotada de voz
                                                                             y una pintura es un poema callado"
                                                                                          Proverbio oriental


La poesía es el lugar donde todo sucede. A semejanza del amor, del humor, del suicidio y de todo acto profundamente subversivo, la poesía se desentiende de lo que no es su libertad o su verdad. Decir libertad o verdad y referir estas palabras al mundo en que vivimos o no vivimos es decir una mentira. No lo es cuando se las atribuye a la poesía: en lugar donde todo es posible.
  (...)
  En oposición al sentimiento del exilio, al de una espera perpetua está el poema- tierra prometida-. Cada día son más breves mis poemas: pequeños fuegos para quien anduvo perdida en lo extraño. Dentro de unos pocos versos suelen esperarme los ojos de quien yo sé; las cosas reconciliadas, las hostiles, las que no cesa de aportar lo desconocido; y mi sed de siempre, mi hambre, mi horror. Desde allí la invocación, la evocación, la conjuración. En cuanto a la inspiración, creo en ella ortodoxamente, lo que no me impide, sino todo lo contrario, concentrarme mucho tiempo en un solo poema. Y lo hago de una manera que recuerda, tal vez, el gesto de los artistas plásticos: adhiero la hoja de papel a un muro y la contemplo; cambio palabras, suprimo versos. A veces, al suprimir una palabra, imagino otra en su lugar, pero sin saber aún su nombre. Entonces, a la espera de la deseada, hago en su vacío un dibujo que la alude. Y este dibujo es como un llamado ritual. ( Agrego que mi afición al silencio me lleva a unir en espíritu la poesía con la pintura, de allí que donde otros dirían instante privilegiado yo hable de espacio privilegiado.)
  (...)
  Nos vienen previniendo, desde tiempos inmemoriales, que la poesía es un misterio. No obstante la reconocemos: sabemos dónde está. Creo que la pregunta ¿ qué es para usted la poesía? merece una u otra de estas dos respuestas: el silencio o un libro que relate una aventura no poco terrible: la de alguien que parte a cuestionar el poema, la poesía, lo poético; a abrazar el cuerpo del poema; a verificar su poder encantatorio, exaltante, revolucionario, consolador: Algunos ya nos han contado este viaje maravilloso. En cuanto a mí, por ahora es un estudio.

                                                                       París, diciembre de 1962



                                                      El poema y su lector


Si me preguntan para quién escribo me preguntan por el destinatario de mis poemas. La pregunta garantiza, tácitamente, la existencia del personaje.
  De modo que somos tres: yo; el poema; el destinatario. Este triángulo en acusativo precisa un pequeño examen.
  Cuando termino un poema, no lo he terminado. En verdad lo abandono, y el poema ya no es mío o, más exactamente, el poema existe apenas.
  A partir de ese momento, el triángulo ideal depende del destinatario o lector. Únicamente  el lector puede terminar el poema inacabado, rescatar sus múltiples sentidos, agregarle otros nuevos. Terminar equivale, aquí, a dar vida nuevamente, a re-crear.
  Cuando escribo, jamás evoco a  un lector. Tampoco se me ocurre pensar en el destino de lo que estoy escribiendo. Nunca he buscado al lector, ni antes, ni durante, ni después del poema. Es por esto, creo, que he tenido encuentros imprevistos con verdaderos lectores inesperados, los que me dieron la alegría, la emoción, de saberme comprendida en profundidad. A lo que agrego una frase propicia de Gaston  Bachelard:
  El poeta debe crear su lector y de ninguna manera expresar ideas comunes.

                                                                                        Buenos Aires, 1967


                                                 
                                                  INTENTO DE PRÓLOGO AL ESTILO
                                                        DE ELLOS, NO DEL MÍO

                                                                             
                                                                      " Ellos son todos y yo soy yo"
                                                                                                                G.



Nada en suma. Absolutamente nada. Nada que no salga del carril cotidiano. La vida no fluye ni incesable ni uniforme: no duermo, no trabajo, no paseo, no hojeo al azar algún libro nuevo, escribo bien o mal- seguramente bien o mal-, con impulso y con desmayo. De rato en rato me tumbo en un diván para no mirar el cielo, añil o ceniza. ¿ Y por qué no habrá de surgir de improviso,  lo impensado, quiero decir el poema? Trabajo noche tras noche. Lo que cae fuera de mi trabajo son dádivas de oro, las únicas estimables. Pluma en mano, pluma en las cuartillas, escribo para no suicidarme. ¿ Dónde nuestro sueño de absoluto? Diluido en el afán diario. O acaso, a través de la obra, hacemos esa disolución más delicada.
  El tiempo transcurre. O, más exactamente, nosotros transcurrimos. En la lejanía, cada vez más próxima, la idea de un trabajo siniestro que he de cumplir: la corrección de  mis antiguos poemas. Fijar la atención en ellos equivale a volver a lo mal andado, cuando ya esto y caminando hacia otra parte, no mejor pero sí distinta. En un libro informe quiero detenerme. No sé si ese libro mío realmente me pertenece. Forzada a leer sus páginas, me parece que leo algo escrito por mí sin darme cuenta que era otra. ¿ Podría escribir hoy del mismo modo? Me descontenta, siempre, leer una antigua página mía. La sensación que experimento no podría definirla con exactitud. ¡ Quince años escribiendo!  los quince años con la pluma en la mano. Fervor, pasión, fidelidad, devoción, seguridad de que allí está la vía de salvación ( ¿ de qué cosa?). Los años pesan sobre mis hombros. No podría yo escribir así del presente. ¿ Había en esa poesía la asombrada y silenciosa desesperación de ahora? Poco importa. Todo lo que quiero es volver a reunirme con las que fui; el resto lo dejo a la ventura.
  Cantidad de imágenes de muerte y de nacimiento han desaparecido. El destino de estas prosas es curioso: nacidas de la desgracia, sirven, ahora para que otros se entretengan ( o no) y se conmuevan ( o no).  Acaso, después de leerlas, alguien que yo sé me querrá un poquito más. Y esto sería bastante, es decir muchísimo.

                                                                                 / Sin fecha/


       Alejandra Pizarnik
              Prosa completa

La razón de ser no ha sido encontrada...




  

                                                                

viernes, 26 de mayo de 2017

¿ Soñar, para qué?





  Cuando nació la generación a la que pertenezco encontró el mundo desprovisto de apoyos para quien tuviera cerebro y al mismo tiempo corazón. El trabajo destructivo de las generaciones anteriores hizo que el mundo al que nacimos no tuviera seguridad que darnos en el orden religioso, ni apoyo que darnos en orden moral, ni tranquilidad que darnos en el orden político. Nacimos ya en plena angustia metafísica, en plena angustia moral, en pleno desasosiego político. Ebrias de las fórmulas externas, de los meros procedimientos de la razón y de la ciencia, las generaciones que nos precedieron derrumbaron todos los fundamentos de la fe cristiana, porque su crítica bíblica, pasando de crítica de los textos a crítica mitológica, redujo los evangelios y las anteriores escrituras sagradas de los judíos a un montón confuso de mitos, de leyendas y de simple literatura; y su crítica científica fue anotando gradualmente los errores, las salvajes ingenuidades de la "ciencia" primitiva de los evangelios, y al mismo tiempo, la libertad de discusión, que trajo a la luz pública todos los problemas metafísicos, arrastró con ellos los problemas religiosos cuando eran de carácter metafísico. Ebrias de una cosa incierta a la que llamaron " positividad", esas generaciones criticaron toda la moral, escudriñaron todas las reglas de vivir, y, de tal choque de doctrinas,  sólo quedó la seguridad de ninguna de ellas, y el dolor de no existir esa seguridad. Una sociedad así indisciplinada en sus fundamentos culturales no podía, evidentemente, ser sino víctima, en la política, de esa misma indisciplina; y así fue como despertamos a un mundo ávido de novedades sociales, y que con alegría se lanzaba a la conquista de una libertad que no sabía lo que era, de un progreso que nunca había llegado a definir.
  Pero el criticismo frustrado de nuestros padres, si nos legó la imposibilidad de ser cristianos, no nos legó la satisfacción de poseerla; ni nos legó la falta de fe en las fórmulas morales establecidas, no nos legó la indiferencia ante la moral y ante las reglas de vivir humanamente; si dejó en la incertidumbre el problema político, no dejó indiferente nuestro espíritu ante la posible solución de ese problema. Nuestros padres fueron felices destruyendo porque vivían en una época que todavía conservaba reflejos de la solidez del  pasado. Era aquello mismo que ellos destruían lo que daba fuerza a la sociedad para que pudieran destruir sin sentir resquebrajarse el edificio. Nosotros heredamos la destrucción y sus resultados.
  En la vida de hoy, el mundo pertenece sólo a los estúpidos, a los insensibles y a los agitados. El derecho a vivir y a triunfar se conquista hoy casi por las mismas vías por las que se conquista el internamiento en un manicomio: la incapacidad de pensar, la amoralidad y la hiperexcitación.


457

Las cosas modernas son
La evolución de los espejos;
Los armarios roperos.
Pasamos a ser criaturas vestidas, de cuerpo y alma.

454

 La lectura de los periódicos, siempre penosa desde el punto de vista estético, lo es con frecuencia también desde el moral, incluso para quien tenga escasas preocupaciones morales.
  Las guerras y las revoluciones- hay siempre una u otra  en curso- llegan, en la lectura sobre sus efectos, a causar no horror sino tedio. No es la crueldad de todos aquellos muertos y heridos, el sacrificio de todos los que mueren batiéndose, o son muertos sin haberse batido, lo que pesa duramente en el alma: es la estupidez que sacrifica vidas y haberes a cualquier cosa inevitablemente inútil. Todos los ideales y todas las ambiciones son un desvarío de comadres hombres. No hay impe rio que merezca que por él se destroce una muñeca de niña. No hay ideal que valga el sacrificio de un tren de hojalata. ¿ Qué imperio es útil o qué ideal proficuo? todo es humanidad, y la humanidad es siempre la misma- variable pero imposible de perfeccionar, oscilante pero improgresiva. Ante el curso inimplorable de las cosas, la vida que tuvimos sin saber cómo y que perderemos sin saber cuándo, el juego de diez mil ajedreces que es la vida en común y en lucha, el tedio de contemplar sin utilidad lo que no se realiza nunca ^`-  qué puede hacer el sabio sino pedir el reposo, el no tener que pensar en vivir, pues basta tener que vivir, un poco de lugar al sol y al aire y al menos el sueño de que hay paz del otro lado de los montes.

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El arte tiene valor porque nos saca de aquí.







*- Porque yo soy del tamaño de lo que veo
Y no del tamaño de mi estatura-



FERNANDO PESSOA. LIBRO DEL DESASOSIEGO




martes, 18 de abril de 2017

Estar vivo


                                             156


Me quieres. Estás segura.
No temeré equivocarme.
No me despertaré engañada
una sonriente mañana
para descubrir que la luz del sol
ha desparecido,
que los campos están desolados,
¡ y que mi amada se ha ido!

No debo inquietarme. Estás segura.
Nunca llegará esa noche
en que, asustada, corro a casa, a tu lado,
y encuentro las ventanas oscuras,
y que no está mi amada.
¿ Estás segura? ¿ Nunca llegará?

Asegúrate de que estás segura.
Sabes que lo soportaré mejor ahora,
si me lo dices así,
que si, cuando la herida haya curado,
en este dolor que tengo,
me hieres otra vez más.




                                                169


Mirar en la cajita de ébano, con devoción,
cuando los años han pasado,
sacudiendo el aterciopelado polvo
que los veranos han posado.

Levantar una carta hacia la luz,
oscurecida ahora, con el tiempo;
repasar las palabras desvaídas que,
como el vino, un día nos alegraron.

Tal vez, encontrar entre sus cajoncillos
la arrugada mejilla de una flor,
recogida hace mucho, una mañana,
por una galante mano desaparecida.

Un rizo, quizás, de frentes
que nuestra constancia olvidó;
tal vez, un antiguo adorno
de una moda que ya pasó.

Y después, dejarlos reposar de nuevo,
y olvidarnos de ellos,
como si la cajita de ébano
no fuera asunto nuestro.





                                                    288


Yo no soy nadie. ¿ Quién eres tú?
¿ También tú no eres nadie?
¡ Entonces y somos dos!
¡ No lo digas! Lo pregonarían, ya sabes.

¡ Qué aburrido ser alguien!
¡ Que ordinario! Estar diciendo tu nombre,
como una rana, todo el mes de junio,
a una charca que te contempla.




                                                     298


No puedo estar sola,
pues me visitan multitudes;
incontables visitantes
que irrumpen en mi cuarto.

No tienen ropas, ni nombres,
ni tiempo, ni país;
tienen casas compartidas,
como los gnomos.

Su llegada puede ser anunciada
 por mensajeros, en lo interior;
su partida, no,
pues nunca se marcha.




                                                   404


¡Cuántas flores mueren en el bosque
o se marchitan en la colina
sin el privilegio de saber
que son hermosas!

¡Cuántas entregan su anónima semilla
a una brisa cualquiera,
ignorantes del cargamento escarlata
que a otros ojos lleva!





                                                    436



El viento llamó con golpecitos,
como un hombre cansado.
Y, como una anfitriona, yo
contesté resuelta " Entra".
Entró entonces en mi habitación.


Un veloz convidado, sin pies,
a quien ofrecer una silla
era tan imposible
como ofrecer un sofá al aire.

No tenía huesos que lo sostuvieran.
Su hablar era como la arremetida
de numerosos colibríes a la vez,
desde un fabuloso arbolillo.

Su apariencia, la de una ola.
Sus dedos, al pasar,
producían una música, como melodías
que salían trémulas de un cristal.

Hizo la visita, también revoloteando;
luego, como un hombre tímido,
dio de nuevo unos golpecitos, de forma presurosa;
y yo me quedé sola.




                                                543


Temo a la persona de pocas palabras.
Temo a la persona silenciosa.
Al sermoneador, lo puedo aguantar;
al charlatán, lo puedo entretener.

Pero con quien cavila
mientras el resto no deja de parlotear,
con esta persona soy cautelosa.
Temo que sea una gran persona.





                                                  604



¡Qué bueno regresar a mis libros!
- término de los fatigados días-.
Casi compensa la abstinencia,
y el dolor se olvida con el placer.

Como aromas que confortan a los invitados
en el banquete, mientras esperan,
esta fragancia aligera el tiempo hasta que llego
a mi pequeña biblioteca.

Puede haber desolación afuera,
lejanos pasos de hombres que padecen,
pero la fiesta suprime la noche
y hay campanas, interiormente.

Doy las gracias a estos Parientes del Estante.
Sus caras apergaminadas
nos enamoran mientras esperamos,
y nos satisfacen al alcanzarlas.





                                                        677



Estar vivo es tener poder.
La existencia, por sí misma,
sin más aditamentos,
es suficiente poderío.

Estar vivo y desear
es ser poderoso como un dios.
Aquel que, siendo mortal,
tal cosa consiguiera,
sería nuestro Creador.






Emily Dickinson. El viento comenzó a mecer la hierba. Nordicalibros
Ilustraciones de Sylvia Plath


miércoles, 12 de abril de 2017

Y nada será tuyo salvo un ir hacia donde no hay dónde



esta noche he visto
pero no.

nadie es del color
del deseo más profundo.




de súbito
no he nacido
no he muerto

el centro de la sombra
es la sombra en mi espera




ADIOSES DEL VERANO


Suave rumor de la maleza creciendo. Sonidos de lo que destruye el viento. Llegan a mí como si yo fuera el corazón de lo que existe. Quisiera estar muerta y entrar también yo en un corazón ajeno.




La noche soy y hemos perdido.
Así hablo yo, cobardes.
La noche ha caído y ya se ha pensado en todo.

                                      Septiembre de 1972


¿ Tendré tiempo para hacerme una máscara cuando emerja de la sombra?



Para mejor ser el que fue, ha querellado con su nueva sombra, ha luchado contra lo opaco.





PARA JANIS JOPLIN

 ( fragmento)

...

hay que llorar hasta romperse
para crear o decir una pequeña canción,
gritar tanto para cubrir los agujeros de la ausencia
eso hiciste vos, eso yo.
me pregunto si eso no aumentó el error.

hiciste bien en morir.
por eso te hablo,
por eso me confío a una niña monstruo.



ALEJANDRA PIZARNIK. POESÍA COMPLETA

                       


martes, 7 de marzo de 2017

" Soy tuyo, tuyo. Me pintaron para ti."

     Los grandes cuadros atraen a multitudes, la gente va en tropel a verlos, son reproducidos sin cesar en tazas de café, alfombrillas para el ratón y todo lo que tu quieras. Y yo me cuento entre esa gente, puedes pasarte la vida yendo a museos, dando penosamente vueltas por sus salas y luego salir e ir a comer. _ Se acercó de nuevo a la mesa para , sentarse_. Pero si un cuadro te llega de verdad al corazón y cambia tu forma de mirar, de pensar ,de sentir, no piensas: " Oh, me encanta este cuadro porque es universal" o " Me encanta este cuadro porque habla a toda la humanidad". Esa no es la razón por la que alguien ama una obra de arte. Es un susurro secreto desde un callejón: " Pss. Eh, chico. Sí, tú."_ Deslizando un dedo por la foto descolorida, el roce de la mano del cuidador, un roce que no roza, el espacio entre la superficie de la foto y el dedo índice del grosor de una hostia de comunión_. Fallo cardíaco individual. Tu sueño, el sueño de Welty, el sueño de Vermeer. Tú ves un cuadro, yo veo otro, el libro de arte lo pone a cierta distancia, la mujer que compra la postal en la tienda de regalos del museo  algo totalmente diferente, y eso por no mencionar a la gente de la que estamos separados por el tiempo: cuatrocientos años antes de que llegáramos nosotros u otros cuatrocientos después de que nos hayamos ido, nunca afectará a nadie del mismo modo y a la gran mayoría jamás les afectará de forma profunda, pero... un cuadro importante fluye con suficiente potencia para abrirse paso hasta la mente y el corazón a través de toda clase de enfoques diferentes, de maneras únicas y particulares.



Primera parte

Lo absurdo no libera; ata.
     
              ALBERT CAMUS


Segunda parte

Cuando somos muy fuertes, ¿ quién retrocede?
Cuando estamos muy alegres, ¿ quién cae en el ridículo?
Cuando seamos muy malos, ¿ qué harán con nosotros?

              ARTHUR RIMBAUD


Tercera parte

Estamos tan acostumbrados a disfrazarnos para los demás
que al final nos disfrazamos para nosotros mismos.

                FRANCOIS DE LA ROCHEFOUCAULD


Cuarta parte

No es la carne y la sangre, sino el corazón, 
lo que nos hace padres e hijos.

               SCHILLER

Quinta parte

Tenemos el arte para no morir de la verdad.

                 NIETZSCHE


¿ Quién sabe por qué Fabritius pintó el jilguero?... ¿ Por qué escogió este tema? ¿ Un pájaro solitario que no era nada propio de su edad ni de su época, en la que casi todos los animales pintados estaban muertos, en suntuosas piezas trofeo, liebres, peces y aves de caza sin vida amontonados y destinados para la mesa? ¿ Por qué doy tanta importancia a que la pared sea lisa, sin tapices ni cuernos de caza, sin adornos, y a que él se preocupara en poner su nombre y el año en un lugar tan destacado, si no podía saber ( ¿ o si?) que ese 1654, el año que pintó el cuadro, también sería el de su muerte?.
Pero, ¿ qué dice el cuadro sobre el mismo Fabritius?









Pero el cuadro también me ha enseñado que podemos hablar unos con otros a través del tiempo. Y tengo la impresión de que hay algo muy serio que me urge decir al lector inexistente. Que la vida es, entre otras muchas cosas, breve. Que el destino es cruel pero quizá no sea arbitrario. Que la naturaleza ( en el sentido de la Muerte) siempre vence, pero eso no significa que tengamos que resignarnos y arrastrarnos ante ella. Que aunque no siempre nos alegremos de estar aquí, tal vez sea nuestro deber sumergirnos igualmente, vadear en línea recta a través del pozo negro, manteniendo abiertos los ojos y el corazón. Y en nuestro agonizar, mientras nos levantamos de lo orgánico y nos hundimos de nuevo de manera ignominiosa en lo orgánico, es un honor y un privilegio amar lo que la Muerte no puede alcanzar. Pues si la catástrofe y el olvido han acompañado a este cuadro a través de los tiempos, tanto más lo hará el amor...

Donna Tartt.  El jilguero

Existe, y sigue existiendo.

domingo, 29 de enero de 2017

Porque en los sueños se preparan nuestras personas futuras*




  Hay personas- afortunadas ellas- que pueden experimentar la vida sin la menor necesidad de añadir nada a ella, ningún tipo de esfuerzo " creativo"; y hay otras- ¿ malditas ellas?- para quienes las actividades de su cerebro y su imaginación son lo más importante. Es posible que para estos individuos el mundo sea infinitamente rico, satisfactorio y seductor, pero no es lo más importante. El mundo puede interpretarse como un regalo que solo se obtiene si uno ha creado algo por encima de ese mundo.

Joyce Carol Oates. Memorias de una viuda





  Me parecía de que nada vale correr si siempre ha de irse por el mismo camino, cerrado, de nuestra personalidad. Unos seres nacen para vivir, otros para trabajar, otros para mirar la vida. Yo tenía un pequeño y ruin papel de espectadora. Imposible salirme de él. Imposible libertarme. Una tremenda congoja fue para mí lo único real en aquellos momentos.

Carmen Laforet: Nada

* Joyce Carol Oates