viernes, 31 de diciembre de 2021

y como ciegos caminamos

                                                               

                                


                                                               

                                           RECURSOS


Leer y releer una frase, una palabra, un rostro. Los rostros, sobre todo. Repasar, pesar bien lo que callan.

Como no estás a salvo de nada , intenta ser tú mismo la salvación de algo.

Caminar despacio, a ver si, tentado el tiempo, hace lo mismo.


                                                       

                                          LIBRO


AUNQUE nadie te busque ya, te busco.

Una frase fugaz y cobro glorias

de ayer para los días taciturnos,

en lengua de imprevistas profusiones.


Lengua que usa de un viento peregrino

para volar sobre quietudes muertas.

Viene de imaginaria estación dulce;

va hacia un inexorable tiempo solo.


Don que se ofrece entre glosadas voces,

para tantos equívoco, se obstina

en hundirte, honda raíz de palma,

convicto de entenderse con los pocos.



                        HOJAS NATURALES   

      ... o el arraigo, escribir en un espacio idéntico

      siempre, casa o desvío.

                                                  JOSÉ M. ALGABA

      


ARRASTRO por los cambios un lápiz,

una hoja, tan sólo de papel, que quisiera

como de árbol, vivaz y renaciente,

que destilase savia y no inútil tristeza

y no fragilidad, disoluciones;

una hoja que fuese alucinada, autónoma,

capaz de iluminarme, llevándome

al pasado por una ruta honesta: abiertas

las paredes cegadas y limpia

la historia verdadera de las pintarrajeadas

artimañas que triunfan.

Hoja y lápiz, para un oído limpio,

curioso y desconfiado.

                                

POESÍA REUNIDA

Ida Vitale




                                      ESPECIAL NAVIDAD: El bazar de las sorpresas (1940)

               



jueves, 30 de diciembre de 2021

 



                                                           Flores malva


He dado muchas vueltas al bolígrafo entre los dedos antes de decidir qué palabra pondría la primera para iniciar este relato. Ya me he visto otras veces en una situación semejante, según miraba el  bolígrafo lo pensaba, es un respeto por la letra escrita que debe venir de aquella manía escolar  de los cuadernos de limpio. No se atreve uno a hollar el papel como si lo que queda escrito fuera más definitivo que lo que se habla, o comprometiera más. Cuando se habla, se pueden decir las mayores vaguedades y quedarse uno contento, hasta creer que le ha comunicado algo a los demás, sobre todo si sus rostros reflejan aquiescencia. Pero yo no tengo ningún rostro delante del mío.

 En este lapso de tiempo en que he estado mirando el papel sin mancharlo con una sola letra, me he aferrado, como único dato valedero para justificar mi necesidad de ponerme a escribir, a una imagen muy nítida pero desvinculada de cualquier argumento: flores malva.

 Estas dos palabras ( flores malva) las he encontrado apuntadas en un paquete de pitillos vacío que venía fumando hace una semana en el tren, y no las quería volver a mencionar hasta entender por qué las apunté. Al copiarlas ahora me he quedado a disgusto...



 Han debido de pasar más de dos horas desde que me metí aquí y cerré la puerta. De hoy no pasa, me he dicho ante el papel en blanco. Voy a hacer un esfuerzo. No se trataba, como otras veces, de un propósito más o menos literario. Hoy, romper a hablar de las flores malva, a decir lo que fuera sobre ellas, me parecía una cuestión de vida o muerte.

 Pero está claro que las cuestiones de vida o muerte se desustancian al intentar fijarlas con buena letra en cuadernos de limpio. Después de dos horas es lo único que he entendido. Qué le vamos a hacer.

                                                                                                                                      1988

CARMEN MARTÍN GAITE

Todos los cuentos



                                               Descubriendo a Forrester ( 2000)




miércoles, 22 de diciembre de 2021





 - ¿ Qué cree usted que es la dignidad?

Debo reconocer que la pregunta, al formulármela de forma tan directa, me cogió desprevenido.

- Es algo difícil de explicar en pocas palabras, señor - repuse-.

Pero creo que, en realidad, se trata de no desnudarse en público.

- ¿ Cómo? ¿ A qué se refiere?

- La dignidad, señor



- No sé cómo explicárselo, mister Stevens. Ni yo misma sé por qué  hago esas cosas. Pero sí, es verdad que le he abandonado tres veces.- Se quedó callada unos instantes, y yo volví a mirar en dirección a los campos que poblaban el otro lado de la carretera. Después añadió-: Mister Stevens supongo que lo que quiere saber es si amo o no a mi marido. 

- ¡ Oh, no, mistres Benn! ¿ Cómo podría atreverme a...?

- Sí, le responderé. Como acaba de decir, es posible que pasen muchos años hasta que volvamos a vernos. Sí, amo a mi marido. Al principio, y durante algún tiempo, no fue así. Cuando me fui de Darlington Hall, me costaba hacerme a la idea de que realmente me había ido. pero de eso hace ya muchos años. Más bien tenía la impresión de que era una treta más para fastidiarle a usted. Me costaba creer que me hallaba de pronto aquí, y que era una mujer casada. Y durante mucho tiempo, sí, durante mucho tiempo, fui muy desgraciada. Pero entonces pasaron los años, llegó la guerra, mi hija Catherine, y un día me di cuenta de que quería a mi marido. Después de tanto tiempo con una persona, uno se acostumbra. Es un hombre bueno y tranquilo, y sí, mister Stevens, he aprendido a amarle.

 Tras quedarse un instante callada, prosiguió:

- Claro, eso no impide que haya momentos, momentos muy tristes, en que me digo: "¿ Qué he hecho con mi vida?, y pienso que habría sido preferible seguir otro camino, que tal vez me hubiese dado una vida mejor. Por ejemplo, pienso en la vida que podría haber llevado con usted, mister Stevens. Y supongo que es en esos momentos cuando me enfado por cualquier cosa y me voy. Pero cuando hago eso, no pasa mucho tiempo hasta que me digo que mi sitio está aquí, junto a mi marido. Después de todo, no se puede hacer retroceder el tiempo. No se puede estar siempre pensando en lo que habría podido ser. Hay que pensar que la vida que uno lleva es tan satisfactoria, o incluso más, que la de los otros, y estar agradecido.

  Creo que no respondí inmediatamente. No me resultó fácil digerir aquellas palabras. Además, como supondrán ustedes, suscitaron en mí cierta amargura. En realidad, ¿ por qué no admitirlo?, sentí que se partía el corazón. Sin embargo, poco después, me volví hacia ella y le dije:

- Tiene usted toda la razón, mistress Benn. Ya es demasiado tarde para hacer retroceder el tiempo...



Mucha gente prefiere la noche al día. Siendo así, quizá deba seguir el consejo de no pensar tanto en el pasado, y de mostrarme más optimista y de aprovechar el máximo lo que resta del día. Después de todo, ¿ qué se gana con estar mirando siempre atrás? ¿ Con culparnos del hecho de que la vida no nos haya llevado por el camino que deseábamos? Por duro que parezca, la realidad para la gente como ustedes o como yo es que no tenemos más opción que dejar nuestro destino en manos de esos grandes personajes que guían el mundo y que contratan nuestros servicios. ¿ Para qué preocuparse tanto por lo que deberíamos haber hecho o dejado de hacer para dirigir el curso que tomaban nuestras vidas? Para personas como usted o como yo, la verdad es que basta con que intentemos al menos aportar nuestro granito de arena para conseguir algo noble y sincero.


Kazuo Ishiguro

Los restos del día



martes, 21 de diciembre de 2021

FIN DE AÑO


 


CABO SOUNION

Al pasar de los años,

¿ qué sentiré leyendo estos poemas

de amor que ahora te escribo?

Me lo pregunto porque está desnuda

la historia de mi vida frente a mí,

en este amanecer de intimidad,

cuando la luz es inmediata y roja

y yo soy el que soy

y las palabras

conservan el calor del cuerpo que las dice.


Serán memoria y piel de mi presente

o sólo humillación, herida intacta.


Pero al correr del tiempo,

cuando dolor y dicha se agoten con nosotros,

quisiera que estos versos derrotados

tuviesen la emoción

y la tranquilidad de las ruinas clásicas.

Que la palabra siempre, sumergida en la hierba,

despunte con el cuerpo medio roto,

que el amor, como un friso desgastado,

conserve dignidad contra el azul del cielo

y que en el mármol frío de una pasión antigua

los viajeros románticos afirmen

el homenaje de su nombre,

al comprender la suerte tan frágil de vivir,

los ojos que acertaron a cruzarse

 en la infinita soledad del tiempo.



CONFESIONES

Yo te estaba esperando. 

Más allá del invierno, en el cincuenta y ocho,

de la letra sin pulso y el verano

de mi primera carta,

por los pasillos lentos y el examen,

a través de los libros, de las tardes de fútbol,

 de la flor que no quiso convertirse en almohada,

más allá del muchacho obligado a la luna,

por debajo de todo lo que amé,

yo te estaba esperando.


Yo te estaba esperando.

Por detrás de las noches y las calles,

 de las hojas pisadas

y de las obras públicas

 y de los comentarios de la gente,

por encima de todo lo que soy,

 de algunos restaurantes a los que ya no vamos,

con más prisa que el tiempo que me huye,

más cerca de la luz y de la tierra, yo te estoy esperando.


Y seguiré esperando.

Como los amarillos del otoño,

todavía palabra de amor ante el silencio,

cuando la piel se apague, 

cuando el amor se abrace con la muerte

y se pongan más serias nuestras fotografías,

sobre el acantilado del recuerdo,

después que mi memoria se convierta en arena,

por detrás de la última mentira,

yo seguiré esperando.


TÚ QUE TODO LO SABES

Tal vez, tal vez tú puedas

encontrar lo que a mí me resulta imposible, 

lo que no he conseguido minuto tras minuto

de una noche de insomnio,

porque nada confiesan los últimos esfuerzos

del ascensor inútil

y mantienen silencio los ruidos de la luz

y los primeros coches.


Pero tal vez, seguro que tú puedes,

porque todo lo piensas y a todo le das vueltas,

encontrar lo que a mí me resulta imposible, 

un lugar de mi cuerpo, un rincón de mis ojos,

de tu pelo que sabe llorar como un recuerdo

sobre nosotros juntos,

de los labios que saben callarse como un sueño,

de las manos que buscan mi cara y me preguntan

y no esperan respuesta.


Seguro que tú puedes porque lo  piensas todo,

pero yo nada encuentro,

nada encuentro en mí mismo

que no viva rendido  ser memoria,

amor de ti,

sombra de lo que existe porque te pertenece.


MARTES Y LETRAS

Yo estoy donde tú estás. pero en la vida

hay cosas que no pueden compartirse.

Por eso sigo aquí y voy contigo,

 cercano y lejanísimo,

en busca de otro mundo que no es mío, 

aunque está junto a mí.


LA AUSENCIA ES UNA FORMA DEL INVIERNO

Como ele cuerpo de un hombre derrotado en la nieve,

con ese mismo invierno que hiela las canciones

cuando la tarde cae en la radio de un coche,

como los telegramas, como la voz herida

que cruza los teléfonos nocturnos,

igual que un faro cruza

por la melancolía de  las barcas en tierra,

como las dudas y las certidumbres,

como mi silueta en la ventana,

así duele una noche,

con ese mismo invierno de cuando tú me faltas,

con esa misma nieve que me ha dejado en blanco,

pues todo se me olvida

si tengo que aprender a recordarte.


RESUMEN

No existe libertad que no conozca,

ni humillación o miedo

a los que no me haya doblegado.

Por eso sé de amor,

por eso no medito el cuerpo que te doy,

por eso cuido tanto las cosas que digo.


POÉTICA

Ya sé que otros poetas

se visten de poeta, 

van a las oficinas del silencio,

administran los bancos del fulgor,

calculan con esencias

los saldos de sus fondos interiores,

son antorchas de reyes y de dioses

o son lengua de infierno.


Será que tienen alma.

Yo me conformo con tenerte a ti

y con tener conciencia.


LES PIDO QUE ME MIENTAN

Escribo para ti, 

pero no hablo contigo

al pensar mis palabras.


FIN DE AÑO

Porque sé que a este amor le pertenecen

los días que me faltan por vivir,

la realidad con su mirada inhóspita,

el deseo que nace de los sueños.


Porque lo sé, porque ya casi todo

pertenece a este amor,

como las realidades que viví,

como los sueños que me quedan.


DISCIPLINA SECRETA

La casa como barco

en alta mar de junio.

Las calles como trenes

de noche sosegada.


Estas cosas no pasan en el mundo.

Estoy por afirmar

que ahora vivo en un libro de poemas.

Pero si tú me miras,

decidida a existir

desde el fondo templado de tus ojos,

también existe el mundo.

Y muy probablemente

yo acabaré por existir contigo.


* los rostros juntos, 

en una de esas tardes infinitas

de las que nacen las estrellas,

mientras la noche hospitalaria

llega en forma de voz

y se acerca

                   y nos dice:

                                      venga,

vámonos de aquí.


COMPLETAMENTE VIERNES

Luis García Montero

Tus lecturas  me acercan a ti. 

                                                Siempre

domingo, 19 de diciembre de 2021

 


Por lo general, las personas no muestran lo terribles que son. Pero son como una vaca pastando tranquila que, de repente, levanta la cola y descarga un latigazo sobre el tábano. Basta que se dé la ocasión para que muestren su horrenda naturaleza. Recuerdo que se me llegaba a erizar el cabello de terror al pensar en que este carácter innato es una condición esencial para que el ser humano sobreviva. Al pensarlo, perdía cualquier esperanza sobre la humanidad.

 Siempre me había dado miedo la gente y, debido a mi falta de confianza en mi habilidad de hablar o actuar como un ser humano, mantuve mis agonías solitarias encerradas en el pecho y mi melancolía e inquietud ocultas tras un ingenuo optimismo. Y con el tiempo me fui perfeccionando en mi papel de extraño bufón.

No me importaba cómo: lo importante era conseguir que se rieran. De esta forma, quizá a los humanos no les importara que me mantuviera fuera de su vida diaria. Lo que debía evitar a toda costa era convertirme en un fastidio para ellos. Debía ser como la nada, el viento, el cielo... 




La sociedad. Para entonces hasta yo estaba empezando a tener una ligera idea de qué se trataba. O sea, una lucha entre individuos. Y una lucha en  que el ganarla lo supone todo. El ser humano no obedece a nadie. Hasta los esclavos llevan a cabo entre ellos mismos sus venganzas mezquinas. Los seres humanos no pueden relacionarse más allá de la rivalidad entre ganar y perder. A pesar de que colocan a sus esfuerzos etiquetas con nombre grandilocuentes, al final su objetivo es exclusivamente individual y, una vez logrado, de nuevo solo queda el individuo. La incomprensibilidad de la sociedad es la individuo. Y el océano no es la sociedad sino los individuos que la forman. Y yo, que vivía atemorizado por el océano llamado "sociedad", logré liberarme de ese miedo. Aprendí a actuar de una forma descarada, olvidándome de mis interminables preocupaciones, respondiendo a las necesidades inmediatas.

" Me separé", dije  tan solo...


Osamu Dazai

INDIGNO DE SER HUMANO

jueves, 28 de octubre de 2021

 



LA VOZ


Cada día el silencio de la habitación solitaria

se cierra de nuevo sobre el leve chapoteo de cada gesto,

como el aire. Cada día la angosta ventana

se abre inmóvil al aire que calla. La voz

ronca y dulce no retorna en el fresco silencio.


Se abre, como la respiración de quien está a punto de 

hablar,

el aire inmóvil y calla. Cada día es el mismo.

Y la voz es la misma, que no quiebra el silencio,

por siempre idéntica y ronca en la inmovilidad

del recuerdo. La clara ventana acompaña

con su breve latido la calma entonces.


Cada gesto golpea la calma entonces.

Si sonase la voz, tornaría el dolor.

Tornarían los gestos en el aire asombrado

y palabras, palabras a la voz queda.

Si sonase la voz, hasta el breve latido

del silencio que dura se haría dolor.


Tornarían los gestos del inútil dolor,

golpeando las cosas en el curso del tiempo.

Más no torna la voz y el remoto susurro

no crispa el recuerdo. La inmóvil luz

otorga su fresco latido. Para siempre, el silencio

calla, ronco y quedo, en el recuerdo de entonces.


MAÑANA


La ventana entornada recuadra un rostro

sobre el campo del mar. Los lindos cabellos

acompañan el tierno ritmo del mar.


No hay recuerdos en este rostro.

Sólo una sombra huidiza, como las nubes.

La sombra es húmeda y dulce como la arena

de una intacta caverna, bajo el crepúsculo.

No hay recuerdos. Sólo un susurro que es la voz del mar convertida en recuerdo.


En el crepúsculo, el agua mullida del alba, 

que se impregna de luz, alumbra el rostro.

Cada día es un milagro intemporal,

bajo el sol: lo impregnan una luz salobre

y un sabor a vívido marisco.


No existe recuerdo en este rostro.

No hay palabra que lo contenga

o vincule con cosas pasadas. Ayer,

 se desvaneció de la angosta ventana,

tal como se desvanecerá dentro de poco, sin tristeza

ni humanas palabras, sobre el campo del mar.


POR LA MAÑANA, TÚ REGRESAS SIEMPRE


La lumbrera del alba

respira con tu boca

en el fondo de las calles vacías.

Tus ojos, luz gris,

dulces gotas del alba

sobre oscuras colinas.

Tu paso y tu aliento

sumergen las casas

como viento del alba.

La ciudad se estremece,

exhalan las piedras - 

eres vida, despertar.


Estrella perdida

en la luz del alba,

crujido de la brisa,

tibieza, respiración-

la noche ha concluido.


Eres la luz y la mañana.

---


Las mañanas pasan claras

y desiertas. De igual modo tus ojos

se abrían hace tiempo. La mañana

transcurría lenta, era un remolino

de luz inmóvil. Callaba.

Tú callabas, viva; las cosas

vivían bajo tus ojos

( ni pena, ni fiebre, ni sombra)

como un mar matinal, claro.

Dónde tú estás, luz, está la mañana.

Eras la vida y las cosas.

En ti respirábamos, despiertos

bajo el cielo que aún hay en nosotros.

Ni pena, no fiebre, entonces,

ni esta sombra pesada del día 

lleno de gente y distinto.

¡ Oh luz, claridad lejana,

respiración cansada, dirige hacia nosotros

los ojos inmóviles y claros!

Es oscura la mañana que pasa

sin la luz de tus ojos.


Cesar Pavese.

Poesías completas

sábado, 11 de septiembre de 2021

MI VIDA ESCRITA POR OTRO

 


POEMAS DE AIRE

Los poemas de aire se mueren despacio;

demasiado ligeros para la página, demasiado débiles,

demasiado lejanos; los que llamamos La Luna,

Las Estrellas, El Sol, se hunden en el mar o tras los árboles

en el límite del campo. La tumba de la luz está en todas partes.


Un día de verano o noche de invierno los poemas cesarán.

Nadie llorará, nadie mirará el cielo.

Una niebla espesa llenará los valles,

una oscuridad indeleble lloverá sobre las montañas,

y nada, ni un solo pájaro, cantará.


Poemas Tempranos

Mark Strand

 


EXPLICACIÓN DE LA AUSENCIA

Desde que nos dejaste el tiempo nunca más se transformó

No rodó más hacia la fiesta no irrumpió

Como llamarada o nube en el corazón de nadie.

El cambio se hizo vacío repetido

Y el porvenir la misma afirmación de la ausencia.

Después el tiempo nunca más se acercó a la promesa

Ni se cumplió

Y la espera es no suceder - ojalá fuese abertura-

Y la nostalgia es todo ser igual.



Daniel Faria

Explicación de los árboles 

y de otros animales

viernes, 23 de abril de 2021

la vida

 




      LA NOCHE, ESTA MORADA


La noche, esta morada,

donde el hombre se encuentra

y está solo,

a punto de morir y comenzar

a andar en aires otros.


El mundo va a perder nubes, caballos,

vacila,

        se asombra,

                          se deshace,

cae como en los bordes del deseo

pero ya sin milagro.

Despacio la esperanza

viste su piel de olvido.

No veo más allá 

de un hombre que he llamado

letra a beso a caricia

a rosa abierta a vuelo ciego a llanto.


Y como todo está desposeído,

todo con el pie justo

para tocar en tierra oscura,

el cielo vuelto un hueco sin voz

y sin orillas,

ya no soy yo la pobre,

medida entre mortales, melancólicos aires,

cuerpo cegado de luz o simple lágrima.

Lo que este mar, esta creciente sombra

va perdiendo,

viene a salvarme a mí,

nube siempre,

                      caballo azul,

                                         eterno cielo.



HUECO DE TI


ALGUIEN siente que el aire

es algo más que el aire: 

lugar de ti,

Desnudo sitio de tu ausencia.


Todavía más lejos corre

lebrel y muro de tu cielo;

y aquí, en olas inútiles,

quiere suplir tu imagen.

Alguien siente los gestos,

la vida, los desnudos abrazos

que hay en el aire,

labios nuestros robados

quién sabe cómo,

manos nuestras, su pulso

dueño ya del espacio,

y que hay guerra

y maravilla hecha a sueños,

a erizado corazón, a deseos

de estar los cuerpos juntos,

solos, sin aire ajeno.

Alguien muere,

por darnos ya su cielo

nuestro todo.


POESÍA REUNIDA. IDA VITALE

                                             

viernes, 5 de marzo de 2021

Teníamos que irnos

                                                 Encuentro en el espacio,1899 Edvard Munch



   Los destinos humanos 

son como los planetas_

Como una estrella que

aparece en la oscuridad_

y se encuentra con otra estrella_

reduce un instante para luego volver

a desvanecerse en la oscuridad- así-

así se encuentran un hombre y una mujer- se

deslizan el uno hacia el otro brillan en un amor

-llamean- y desaparecen

cada uno por su lado-

Solo unos pocos se encuentran

en una gran llamarada- en la que ambos

pueden unirse plenamente


Niza 8/2/91


 El amor es como la melodía

al final de la pieza musical-

-cada vez aparece menos-

-pero aparece- una sola vez

entra la melodía con algo de la fuerza

del comienzo- luego se acaba

Como una noche en la playa

después de un día de viento-

Ves una sola ola- larga

moverse pesada cansinamente

hacia ti- no sabes si te alcanzará

- pero al final rompe contra

tus pies- y luego llega otra- y otra-

y te embarga una tristeza suave- extraña

estás muy solo

luego la gran soledad


                                           Dos personas. Los solitarios. 1933-35
                                            Edvard Munch

Los antiguos tenían razón cuando decían que
el amor era una llama- puesto que como la llama
solo deja tras de sí un montón de cenizas



Edvard Munch. EL FRISO DE LA VIDA


miércoles, 3 de marzo de 2021

  •   La duración de la vida humana es un instante en el espacio. Su sustancia, variable; las sensaciones, confusas. La composición de su cuerpo, algo fácilmente corruptible; su alma, una peonza; la fortuna, incierta, la fama, insegura. En resumen, todo lo relativo al cuerpo, un río; y lo que dimana del alma, un sueño, humo. La vida es lucha y peregrinaje por tierra extraña; la fama póstuma, olvido. ¿ Qué queda para acompañarnos?: una sola cosa, la filosofía. Es decir, mantener a nuestro genio interior, sin que sufra afrenta ni daño alguno, por encima de placeres y dolores, sin obrar al azar, al margen de falsedades y máscaras, sin preocuparse por lo que otra persona haga o deje de hacer, aceptando lo que pueda suceder o tocar en suerte, porque todo procede del mismo lugar de donde él mismo procede. Y sobre todo, que aguarde la muerte con entereza de ánimo, porque la muerte no supone sino la disolución de los elementos que constituyen un ser vivo. Si para estos elementos no resulta terrible estar en continuo cambio, ¿ por qué hemos de temer el cambio y la disolución del todo? Todo ello está regido por la naturaleza, y nada es malo si es conforme a la naturaleza.


                      No malgastes lo que te queda de vida en conjeturar sobre los demás, a no ser que tengas como objetivo el bien común; pues si te dedicas a imaginar qué hace la gente, por qué, qué dice, qué piensa, qué trama y cosas parecidas, dejarás de observar tu propia conciencia interior.   

... cada uno vive sólo el presente, un instante fugaz; el resto o ya se ha vivido o es incierto. Nuestra vida es insignificante, e insignificante también el cubículo  donde vivimos.       

No creas que las cosas son como las ven los insolentes ni como éstos quieren que tú las juzgues. Considéralas en su auténtica realidad.

_ ¿Tienes razón?
- Sí, la tengo.
_ Entonces, ¿ por qué no la empleas? Pues, si actúa como ella debe, ¿ qué más necesitas?     


Esto es todo lo que soy: un trozo de carne, un hálito vital, y una conciencia crítica.     
                    

      Meditaciones
     Marco Aurelio

                   

                    


 

lunes, 8 de febrero de 2021

Lo habíamos olvidado...

Una de mis preocupaciones constantes es el comprender cómo es que otra gente existe, cómo es que hay almas que no sean la mía, conciencias extrañas a mi conciencia , que por ser conciencia, me parece ser la única. Comprendo bien que el hombre que está delante de mí, y me habla con palabras iguales a las mías, y me ha hecho gestos que son como los que yo hago o podría hacer, sea de algún modo mi semejante. Lo mismo, sin embargo, me sucede con los grabados que sueño de las ilustraciones, con los personajes que veo de las novelas, con los personajes dramáticos que en el escenario pasan a través de los actores que los representan. 
Nadie, supongo, admite verdaderamente la existencia real de otra persona. Puede conceder que esa persona esté viva, que sienta y piense como él; pero habrá siempre un elemento anónimo de diferencia, una desventaja materializada. Hay figuras de tiempos idos, imágenes espíritus en libros, que son para nosotros realidades mayores que esas indiferencias encarnadas que hablan con nosotros por cima de los mostradores, o nos miran por casualidad en los tranvías, o nos rozan, transeúntes, en el acaso muerto de las calles, Los demás no son para nosotros más que el paisaje y, casi siempre, paisajes invisible de calle conocida.
Tengo por más mías, con mayor parentesco e intimidad, ciertas figuras que están escritas en los libros, ciertas imágenes que he conocido en estampas, que muchas personas, a las que llaman reales, que son de esa inutilidad metafísica llamada carne y hueso. Y "carne y hueso", en efecto, las describe bien: parecen cosas recortadas puestas en el exterior marmóreo de una carnicería, muertes que sangran como vidas, piernas y chuletas del Destino. 
No me avergüenzo de sentir así porque ya he visto que todos sienten así. Lo que parece haber de desprecio entre hombre y hombre, de indiferente que permite que se mate gente sin que se sienta que se mata, como entre los asesinos, o sin que se piense que se está matando, como entre los soldados, es que nadie presta la debida atención al hecho, parece abstruso, de que los demás también son almas.
Ciertos días, a ciertas horas, traídas a mí por no sé qué brisa, abiertas a mí por el abrirse de no sé qué puerta, siento de repente que el tendero de la esquina es un ente espiritual, que el hortera, que en este momento a la puerta sobre el saco de patatas, es, verdaderamente, un alma capaz de sufrir.
Cuando ayer me dijeron que el dependiente de la tabaquería se había suicidado, sentí una impresión de mentira. ¡ Pobrecillo, también existía! Lo habíamos olvidado, todos nosotros, todos nosotros que le conocíamos del mismo modo que todos los que no le conocieron. Mañana le olvidaremos mejor. Pero que tenía alma, la tenía para que se matase. ¿Amores? ¿ Angustias? Sin duda... Pero a mí, como a la humanidad entera, me queda sólo el recuerdo de una sonrisa tonta por cima de una chaqueta de mezclilla, sucia, y desigual en los hombros. Es cuanto me queda, a mí, de quien tanto sintió que se mató de sentir porque, en fin, de otra cosa no debe de  matarse nadie... Pensé una vez, al comprarle cigarrillos, que se quedaría calvo pronto. Al final, no ha tenido tiempo de quedarse calvo. Es uno de los recuerdos que me quedan de él. ¿Qué otro me había de quedar si éste, después de todo, no es suyo, sino de un pensamiento mío?
Tengo súbitamente la visión del cadáver, del ataúd en que le han metido, de la tumba, enteramente ajena, a la que tenían que haberle llevado. Y veo, de repente, que el dependiente de la tabaquería era, de cierta manera, chaqueta torcida y todo, la humanidad entera.
Ha sido tan sólo un momento. Hoy, ahora, claramente, como hombre que soy, él ha muerto. Nada más.
Sí, los demás no existen... Es para mí para quien este ocaso remansa, pesadamente alado, sus colores neblinosos y duros. Para mí, bajo el ocaso, tiembla, sin que yo le vea correr, el río grande. Ha sido hecha para mí esta plaza abierta sobre el río cuya marea se acerca. ¿ Ha sido enterrado hoy en la fosa común el dependiente de la tabaquería? No es para él el ocaso de hoy. Pero, de pensarlo, y sin que yo quiera, también ha dejado de ser para mí...

Fernando Pessoa
Libro del desasosiego